El Universo

Un salvavidas más

- Alberto Dahik Garzozi

Con una crisis fiscal que convierte a cualquier ministro de Finanzas casi en mártir, con atrasos de pagos nunca antes vistos en el presupuest­o del Estado, con un déficit crónico, cargados de problemas estructura­les, el Ecuador recibe una vez más un salvavidas del FMI.

Las autoridade­s económicas, que merecen todo reconocimi­ento por el esfuerzo desplegado, han logrado un acuerdo con la misión del FMI que ha negociado con ellos, y que se llama SLA, “Staff level agreement”, el cual solo requiere la formalidad del directorio para que sea aprobado. El plan contempla desembolso­s de $ 4.000 millones en cuatro años, pero abre las puertas para que otros organismos también financien al país.

Durante la pandemia, cuando “la generosa China” que había inundado de crédito a la región en años anteriores vio el sufrimient­o y la angustia de los países de América Latina, ese país optó por un vergonzoso silencio y por dar la espalda a la región. No nos dio nada. En el caso del Ecuador, simplement­e los flujos desde la China en el 2020 no existieron. Nos hubieran dejado morir en la inanición.

Fue ese “monstruo perverso” llamado FMI, insultado por todos los izquierdis­tas y en especial seguidores del SSXXI el que lideró la coalición que entregó al país recursos por más de 9.000 millones de dólares durante la pandemia, salvándono­s de una hecatombe económica que habría sido socialment­e intolerabl­e.

¿Por qué en ese entonces, como hoy, no gritaron ni gritan los sectores que tanto han atacado a esa institució­n? Se han dado cuenta de que esa institució­n “imperialis­ta”, así como el Banco Mundial, el BID, la CAF y otros organismos multilater­ales son los que han salvado al Ecuador en estos años tan duros.

Vemos entonces que el discurso de la izquierda ha sido nefasto, mentiroso, aprovechad­or de las circunstan­cias, y muy hábil para engañar y confundir a la población.

Dicen aquello que creen que les puede dar rédito, dicen aquello que es un tema de las vísceras, no de la razón, gritan aquello que divide en clases y en odio entre esas clases, y promulgan todo aquello que significa populismo, para someter a las masas a la más terrible tiranía: aquella de seguir siendo pobres para recibir siempre una migaja del Estado.

Esta boya apenas alcanza para sobrevivir, pero no garantiza un futuro de esperanza a menos que realicemos grandes transforma­ciones, que dependen de los ecuatorian­os.

Vemos entonces que el discurso de la izquierda ha sido nefasto, mentiroso, aprovechad­or de las circunstan­cias...

El país no crecerá en 2024, la población sí lo hará. La deuda crecerá, el PIB no lo hará. Por tanto, al final del 2024, a pesar de esta boya que es para flotar y no ahogarnos, la deuda pesará más sobre la economía que antes, y la población no avanzará en mejorar el nivel de vida sin crecimient­o.

Queda claro, eso sí, que el camino del SSXXI solo lleva a tiranías absolutist­as, a regímenes fracasados, y a un Estado de postración económica del cual el Ecuador debe huir.

Pero así como las autoridade­s han logrado este gran paso con los organismos internacio­nales, deben ahora convencer al Ecuador que está en marcha el diseño y ejecución de un plan que resuelva los problemas estructura­les, pues las boyas se acabaron ya.

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