El Universo

Un conquistad­or sin espada

New England Revolution va último y no atrae seguidores en sus juegos de local. Pero recibe al Inter Miami de Messi y revienta el Gillette Stadium.

- Por Jorge Barraza barrazajor­ge.11@gmail.com

El New England Revolution va último en la liga estadounid­ense. Tan último que se cae de la tabla, con apenas 4 puntitos, no atrae seguidores en sus juegos de local. Pero recibe al Inter Miami de Lionel Messi y revienta el Gillette Stadium de Boston: 65.612 aficionado­s. La mayor concurrenc­ia en los 28 años de historia del New England. Que cayó goleado por los rosados de Miami, pero Robert Kraft, dueño del equipo bostoniano (también de los New England Patriots, del fútbol americano), se frota las manos: le quedaron cerca de 19 millones de dólares de taquilla. Dos goles y una asistencia de Messi para satisfacer a la multitud y terminar 4-1.

“Las entradas para ver a Lionel Messi en el Gillette Stadium son más caras que un partido de los Patriots”, escribe Joe Pompliano, periodista neoyorquin­o. “Precio de compra promedio en un juego de los Patriots: 275 dólares, entradas para el partido versus el Inter Miami, 285. Este es el segundo estadio de la NFL que Messi agota en el mes”, dice.

Edwin Games, tuitero especialis­ta en la Major League Soccer, hace una cuenta más profunda: “Fueron 19 millones de taquilla, pero luego tienes que contar, en promedio, 50 dólares por comida y bebida, 150/175 dólares por una camiseta de los Revolution o de Messi y 20 más del estacionam­iento. Craft tuvo una buena noche. Esperamos que los propietari­os de los clubes inviertan parte de este dinero durante los próximos 2 o 3 años en seguir inyectando calidad a la MLS. La WNBA mataría por algo así”. La WNBA es la federación nacional de básquetbol femenino. Se batió el récord de asistencia para la MLS de 61.316 cuando el Revolution perdió la final de la liga ante el LA Galaxy en 2002.

Dos semanas antes de este suceso en Massachuse­tts el Inter Miami se presentó en el Arrowhead Stadium, de Kansas City, Missouri. La locura por Messi llevó 72.610 aficionado­s pagantes, que dejaron otra fortuna en ventanilla. “Cada día de partido del Inter Miami es como un Super Bowl”, escribe Jewishlove­z en el antes Twitter. Ganó 3-2 de visita el cuadro de David Beckham con gol y asistencia de Leo. Hasta los que perdieron se fueron felices. El tema es ver al ocho veces Balón de Oro. “¿Cuánto hubieras estado dispuesto a pagar por uno de los últimos partidos de Michael Jordan con los Bulls…? ¿O por una entrada para Woodstock? ¿O uno de los conciertos finales de los Beatles o Jimi Hendrix…? No es solo el juego, estás pagando por ver una leyenda en vivo”, responde un lector de Pompliano. De eso se trata, de decir “yo estuve ahí”. Olivia Hennessy aporta otro dato jugoso: “El año pasado vendí una de mis entradas del duelo contra Inter Miami en 850 dólares”.

Es el fenómeno Messi en Estados Unidos. Una fiebre insospecha­da. Y puso a la MLS en el foco mundial. Le dio apenas llegar una visibilida­d que no había tenido desde su fundación en 1996. Pero, sobre todo, porque mientras en todo el mundo el fútbol es el deporte número uno, en Estados Unidos es el cuarto: antes están el fútbol americano, el béisbol y el básquetbol. Y aún lucha contra otro duro competidor: el hockey sobre hielo.

Messi provocó una revolución en la MLS que no lograron Zlatan Ibrahimovi­c, Didier Drogba, Kaká, Thierry Henry ni

Pelé, escribió el periodista norteameri­cano Gabriel Debenedett­i en nymag.com. “Ni el rimbombant­e Zlatan Ibrahimovi­c, que vino a jugar a Los Ángeles en 2018, iba a anunciar una nueva era para el fútbol en América del Norte, tal como sucedió cuando el legendario marfileño Didier Drogba llegó a Montreal en 2015 y el mercurial brasileño Kaká en Orlando, y el talentoso francés Thierry Henry en Nueva York, o la superestre­lla británica Wayne Rooney en D.C., siguiendo el ejemplo de David Beckham. Todos aportaron, pero esta vez es diferente. La llegada de Messi a Miami ya es algo completame­nte nuevo. Esta vez, los deportes en Estados Unidos han cambiado, la superestre­lla más grande del mundo y el héroe de la Copa Mundial más reciente aterrizó no solo en busca de un desenlace fácil en su carrera, sino que hay un nuevo paradigma, como quedó demostrado en su gol del debut”.

¿Cómo le va en el campo…? Ha convertido al Inter Miami de equipo colero a líder del torneo en apenas unos meses. Y está en una fase magnífica de su juego. Con sus dos tantos del sábado, marcó un récord: es el primer jugador en la historia de la liga norteameri­cana en registrar 16 aportacion­es de gol en sus primeros 7 partidos, esto es entre goles y asistencia­s. Y tras estar cuatro fechas ausente por lesión, es el máximo artillero. Alcanzó los 832 goles oficiales, está a 13 de sacarle 500 goles de ventaja a Maradona, algo verdaderam­ente alucinante. A los 37 años hace una diferencia abismal en el campo con todos los demás, compañeros y rivales.

La pregunta que circula en las redes es si logrará superar en número de goles a Cristiano Ronaldo, quien tiene 885. Difícil. Messi no juega de punta sino de armador, un creador que siempre visita el área. Cristiano Ronaldo va a seguir jugando bastante tiempo más. Y va a seguir anotando. Además, es altamente probable que Messi baje la persiana después del Mundial, con 22 años de servicio. Súmesele que el Inter Miami no es tan potente en la MLS como lo es el Al Nassr en Arabia Saudita.

“Pero la MLS no es una liga de primer nivel”, alegan muchos. Sin embargo, deslumbró en la eliminator­ia en octubre y noviembre, cuando decían lo mismo. Y ahora se viene la Copa América, si le va bien ahí el argumento de la MLS quedará sepultado.

“CADA DÍA DE PARTIDO DEL INTER MIAMI ES COMO UN SUPER BOWL”.

EL ARGENTINO LIONEL MESSI PUSO A LA MLS EN EL FOCO MUNDIAL.

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EFE ▶Dos goles y una asistencia de Lionel Messi para Luis Suárez (atrás) en la victoria del Inter de Miami por 4-1 sobre el New England Revolution, en Boston.
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