¿Ser compasivo?
Cada día crecen las evidencias de actos de corrupción y delincuencia organizada que tienen como protagonistas a personajes políticos que destacaron en el pasado, quienes tuvieron reconocimientos y condecoraciones del más alto grado y que ahora son reos confesos o han declarado su culpabilidad. Teniendo lo anterior en cuenta me hacen sentir lleno de orgullo los logros obtenidos con esfuerzo y honestidad en las áreas educativas y sociales, que aunque modestos, me convierten en un privilegiado, tanto como los que no reciben reconocimientos por hacer con sencillez y honestidad todo a cambio de nada.
Pido público perdón a Dios por no ser compasivo con los despiadados atracadores de los bienes públicos ni con sus familiares y amigos que conscientes recibieron los dineros mal habidos usurpados por quienes se aprovecharon al ocupar cargos estratégicos.
Criminal no solo es el que mata, es aquel que comete una acción delictiva que debe ser llevada a juicio. Establecer el nivel de criminalidad entre el que asesina, roba, extorsiona, estafa, soborna, viola o tiraniza, corresponde a la justicia, esa que es ciega, imparcial y justa, la que en Ecuador es una utopía.
¿Cómo ser compasivo con estos criminales de cuello blanco que se limpian con las leyes que fueron escritas en Montecristi (2008) para usarlas en función de sus necesidades antiéticas?
¿Cómo ser compasivo con quienes ahondan la miseria de otros, mientras se enriquecen a costa de ellos?
¿Cómo ser compasivo con quienes festejan y endiosan a caudillos de grupos radicales o movimientos políticos que los manipulan para el logro de sus propósitos?
¿Cómo ser compasivo conmigo mismo, si no lucho en contra de las injusticias y ausencia de libertades? No callaré y mi aguda pluma no dejará de hincar mi conciencia, para urgirme reclamar con mis escritos. (O)
Joffre E. Pástor Carrillo, educador, Guayaquil
No callaré y mi aguda pluma no dejará de hincar mi conciencia, para urgirme reclamar con mis escritos.