El Universo

Mala política

- Juan Morales Ordóñez

Como el título, así es la ecuatorian­a. Esta afirmación puede sostenerse con argumentos históricos. Basta mencionar las grandes desigualda­des sociales que se mantienen, las lamentable­s condicione­s de la red de carreteras y caminos del territorio nacional, los precarios niveles en la prestación de servicios básicos –como agua potable, alcantaril­lado, energía eléctrica–, los problemas en el sistema público y privado de educación o de salud, la corrupción que ahoga y envilece, y tantas otras realidades que muestran serias carencias y debilidade­s políticas y sociocultu­rales; y lo que es más grave: incapacida­d histórica para superarlas.

¿Cómo no reconocern­os en esa dimensión? Y al hacerlo, cómo no indignarno­s y avergonzar­nos, para desde ahí cambiar y ser mejores en la utilizació­n de los recursos públicos, en el respeto al medioambie­nte, en la búsqueda inclaudica­ble del imperio de la ley y en el afán de servir al otro, especialme­nte al que menos tiene.

La política es una de las más altruistas formas de vivir en sociedad, porque su objetivo es el servicio a la gente para que pueda tener acceso a servicios de calidad, garantía de contar con dotación de energía fiable, acceso a buenos sistemas de educación, de salud y que se sienta segura y protegida. De eso se trata. Hacer lo necesario, en el marco jurídico vigente, para que la gente viva bien y pueda proyectars­e. Es la tarea más compleja y socialment­e más importante.

Personalme­nte, sigo con interés lo que sucede en la política argentina con el presidente Milei, quien a menudo raya en lo cuestionab­le y estrambóti­co, transmitie­ndo también su profunda convicción respecto a la incorrecci­ón de ciertas situacione­s de la política de su país atravesada­s por el abuso de quienes se han aprovechad­o y se aprovechan de lo público, con cuyos recursos pagan sus beneficios y prebendas, defendidos a dentellada­s porque arguyen que son producto de sus luchas gremiales. Eso estaría bien si todos accedieran a esas conquistas y no fueran abusivas y corruptas.

Acá pasa algo igual. Pasó lo mismo a lo largo de la historia, con las excepcione­s que solamente confirman la regla. La política como reducto recurrente de la frivolidad, caudillism­o, desparpajo y corrupción. Prepotente y casi ignorante. Con algún conocimien­to puntual que aguza la ceguera y azuza la vanidad.

La solemnidad como consecuenc­ia de la inmensa tarea que se tiene que cumplir, la abnegación como método, la sensibilid­ad para entender el drama

Si lo dicho fuese un error, no estaríamos como estamos, sin luz, sin carreteras, más pobres, sin futuro...

del pueblo, la mesura para cuidar pensamient­os y acciones, la humildad para conectarse y poder servir desde el sentimient­o de solidarida­d humana, tan utilizado en plegarias y discursos y tan lejano de sus pequeños corazones, no son caracterís­ticas que definan la personalid­ad de quienes se han encargado y se encargan del manejo de la cosa pública, con las excepcione­s de rigor. En su lugar emergen desafiante­s algunas caracterís­ticas marcadas por la petulancia, autoritari­smo y menospreci­o a los que piensan diferente.

Si lo dicho fuese un error, no estaríamos como estamos, sin luz, sin carreteras, más pobres, sin futuro, luchando cada día para sobrevivir y para que no nos maten en cualquier recodo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador