Señor presidente, ahora correctivos

Amarga experiencia la que vivimos originada por anteriores dirigentes que, verdaderamente, “no quieren” a nuestro país. Estos se han enriquecido en el ejercicio temporal de una función pública que creen que les pertenece como si fuera de propiedad privada.

Por sus mezquinos y viles procedimientos, hoy vemos cómo las autoridades que gobernaron durante una década nos robaron no solo el presente sino el futuro. Estas son personas sin principios éticos y valores morales; robaron a fin de poseer lo que no pudieron obtener con su desenvolvimiento académico.

Bien dice el adagio popular cuando el cargo es ejercido a diestra y siniestra como consecuencia de la ignorancia o abuso: “El puesto no hace a la persona, sino la persona al puesto”. Ya lo expresó el prócer José Joaquín de Olmedo respecto a su ejercicio: “El poder público no es una propiedad que se adquiere, no es un fuero, no es un premio que la nación concede. Es una carga honrosa y grave, es una confianza grande y terrible, que lleva consigo grandes y terribles obligaciones. El ciudadano investido del poder no tiene más derechos ni mayores prerrogativas que las de tener mayores facultades para hacer el bien y de ser el primero en marchar por la estrecha senda de las leyes…”.

Frente a la calamidad presente se deben fomentar las energías renovables. Por ejemplo, la mareomotriz en la Costa, no la undimotriz; en la Sierra, la eólica por los vientos propios de la cordillera, la geotérmica originada por los volcanes; la biomasa consumiendo los desperdicios humanos. Habría que estudiar cuál es la más económica, rentable, duradera, sin dañar al ambiente, siempre pensando en el futuro. Ecuador puede desarrollarlas; no todos los países las poseen.

Se necesitan correctivos, señor presidente, tanto en lo humano como en la generación de energía eléctrica. (O) Regina Zambrano, doctora en jurisprudencia, Guayaquil

Se necesitan correctivos señor presidente, tanto en lo humano como en la generación de energía eléctrica.