Visibles, campaña contra la discriminación a las personas con discapacidad
Dos estudiantes de Comunicación crearon el proyecto basado en el deporte, el trabajo y la educación.
¿Se imagina la sensación de ir en la bicicleta con los ojos vendados o de tener que dibujar con las manos atadas en la espalda? Este tipo de retos han experimentado los asistentes a las actividades de Visibles, una campaña que busca erradicar la discriminación a personas con discapacidad.
Sus mentoras son María Belén Zumárraga y Salomé Silva, estudiantes de Comunicación de la Universidad San Francisco de Quito. Luego de una vasta investigación decidieron focalizar su labor en tres áreas –educación, trabajo y deporte– para lograr su objetivo. Han tenido acogida en colegios, empresas y fundaciones para difundir su mensaje. Ahora buscan aliados para seguir adelante con el proyecto.
Ambas iniciaron la campaña porque habían experimentado los efectos de la discriminación en personas cercanas a ellas. Salomé tiene una amiga con osteogénesis imperfecta. Es un trastorno genético que causa que los huesos se rompan con facilidad. “Ella nos contaba lo duro que fue, sobre todo, su niñez”, recuerda.
María Belén, en cambio, vio cómo personas ligadas a su familia fueron segregadas de todos los ámbitos y quedaron sumidas en la pobreza. “Las personas de su entorno dejaron de reconocerlos por esta situación, no les hacían caso, los trataban mal y, de hecho, los dejaron a la deriva. Vivían en situaciones paupérrimas”, se lamenta la estudiante.
Sensibilizadas por esas experiencias, llevaron adelante su proyecto. Al revisar estudios de las Naciones Unidas descubrieron que cerca del 70 % de personas con discapacidad viven los efectos de la discriminación, pues quedan excluidas del sistema educativo y laboral, por ejemplo.
También conversaron con especialistas que habían realizado sus propias investigaciones. Así, concluyeron que existen tres entornos principales donde las personas con discapacidad pueden llegar a desarrollar sus habilidades si logran ser incluidas. Por eso, decidieron trabajar en educación, trabajo y deporte.
Para la educación idearon una serie de talleres dirigidos a estudiantes de los últimos años de bachillerato. El objetivo, comenta Salomé, era derribar miedos y prejuicios alrededor de las discapacidades y crear conciencia de la inclusión.
“Nos enfocamos en cómo nosotros podemos tratar a nuestros compañeros con discapacidad, centrándonos en la inclusión, en estar a todo momento dispuestos a ayudar”, puntualiza Salomé.
Han visitado tres colegios de Quito. En ellos realizaron ejercicios como trabajos en grupo vendados los ojos o atadas las manos o sin la posibilidad de hablar. Luego, los estudiantes comentaron cuáles fueron sus necesidades y qué ayuda hubieran querido tener.
Al finalizar la discusión proyectan un documental donde se muestra que niños de temprana edad intuitivamente no excluyen a personas con discapacidad, algo que sí sucede con los mayores. La conclusión es que, con el tiempo, nos llenamos de prejuicios y eso nos convierte en discriminadores.
En lo laboral visitaron una empresa con un especialista, quien habló a los empleados, entre otras cosas, del lenguaje apropiado para tratar a una persona con discapacidad. Por ley, dice María Belén, el 4 % de la nómina de las empresas debe estar copado por personas con discapacidad.
En la charla les sorprendió que el 80 % de los asistentes tenían un familiar o un amigo en esta situación. Al socializar descubrieron que la compañía requería contratar a una persona con discapacidad cuyos requisitos cumplía la hermana de un empleado. Gracias al encuentro, se dio una posibilidad de llenar esa plaza de trabajo.
Por último, María Belén y Salomé gestionaron un campeonato deportivo inclusivo, el sábado pasado, en el parque La Carolina, de Quito. Hicieron recorridos en ‘ciegocletas’, que son bicicletas adaptadas para dos personas. La que va al frente conduce con la ayuda de una persona ciega atrás.
Experimentaron vendándoles los ojos a personas con visión para que vayan en la parte posterior. A muchos les costó, cuenta María Belén, pues el nivel de confianza debe ser muy grande para dejarse guiar así en una bicicleta. (I)
Según la ONU, el 70 % de personas con discapacidad sufre discriminación.