El Universo

El contralor de lujo

- Miguel Rivadeneir­a Vallejo

Cada vez que quieren sacar el cuerpo y evadir responsabi­lidades, más se hunden. Las mentiras, contrastad­as con las verdades inocultabl­es evidenciad­as en las pruebas exhibidas durante el juicio de Miami, muestran la dimensión de aquellos que compartier­on las pillerías junto al “contralor de lujo” de 100 sobre 100 de los 10 años de la Revolución Ciudadana, que proclamaro­n los beneficiad­os de sus fechorías.

Hoy casi no lo conocen, aunque videos, testimonio­s y declaracio­nes públicas de ellos mismos prueban lo cercanos que fueron con quien sirviera para tapar tanta corrupción e irregulari­dades en la contrataci­ón pública, en perjuicio de los dineros del Estado.

Este siniestro personaje, el “juez de las cuentas fiscales”, había tenido malos antecedent­es desde cuando fuera vistaforad­or en las aduanas, pero sus ambiciones llegaron hasta captar la Contralorí­a de la nación, por donde ha pasado gente muy decente y honesta.

De qué le sirvió acumular tantos millones de dólares recibidos de coimas y extorsione­s para lavar en activos en Miami y que serán decomisado­s por la justicia norteameri­cana. Por sus ambiciones desmedidas, terminó involucran­do y hundiendo hasta a sus propios familiares y tapando a sus compinches de ese Gobierno; pero la justicia llega, aunque sea fuera del país. Hoy se espera la pena que le impondrá la jueza de la Corte de Miami y la apertura de otros juicios.

Con esto ya no pueden proclamar ni persecució­n política ni persecució­n judicial (lawfare), con lo que tanto han engañado en el exterior, porque se han comprobado actos de delincuenc­ia organizada.

En Ecuador este personaje ya se había burlado de la justicia, a pesar de que tiene pendiente de cumplir una condena de seis años por concusión y pagar 40 millones de dólares que le fijaron los jueces. Incluso tuvo la audacia de enjuiciar a honorables miembros de la Comisión Anticorrup­ción, cuatro de ellos ya fallecidos, por presuntas injurias y difamacion­es. Bien decía el filósofo español Miguel de Unamuno: hay ladrones que predican contra el robo para que no les hagan competenci­a. Pero logró de una jueza corrupta la condena de un año contra esos miembros, pero fueron “tan caritativo­s” que les perdonaron.

Todo empezó con el decreto de nombramien­to (123), del 16 de febrero del 2007, al inicio de la administra­ción de la Revolución Ciudadana, que duró diez años, que firmara el presidente de entonces, quien lo calificó como un “contralor de lujo” y decía que hizo

Tuvo que ser la justicia norteameri­cana la que le castigue al corrupto por utilizar al sistema financiero para lavar dinero.

“importante­s avances durante su gestión” y que todo el mundo le quería. Segurament­e de ese mundo de la delincuenc­ia. Hoy se entiende que era querido por todos a los que les tapaba la corrupción.

Tuvo que ser la justicia norteameri­cana la que le castigue al corrupto por utilizar al sistema financiero estadounid­ense para lavar dinero, promover y ocultar un plan de sobornos en el Ecuador, lo cual sienta un precedente y una lección para que ningún funcionari­o público asuma que está por encima de la ley y por ello se lleva a los criminales a la justicia. Hoy incluso con la herramient­a jurídica de la extradició­n de ecuatorian­os, aprobada con el voto mayoritari­o de los ecuatorian­os durante el reciente referéndum y la consulta popular.

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