El Universo

¿Qué pasa con las personas inimputabl­es en delitos por tener trastornos mentales?

Al hospital psiquiátri­co han llegado en la última década un total de 237 pacientes con casos judiciales.

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El campo de los inimputabl­es siempre ha existido, desde la antigua Roma había personas que cometían delitos, incluso daban muerte a otros, y no eran imputados o acusados, pues para que alguien sea sometido a un juicio debe ser consciente de lo que hizo.

Esta exclusión de la culpabilid­ad del sujeto sigue presente en el Código Orgánico Integral Penal (COIP), por problemas mentales o por edad, y en el primer caso ahora existe la medida de seguridad, es decir, el tratamient­o psiquiátri­co en un hospital, lo que en la antigua Roma no había.

“Antes los dejaban libres y podían seguir agrediendo a alguien. Ahora son enviados a tratamient­o”, cuenta Carlos Orellana Román, quien dirige actualment­e el Instituto de Neurocienc­ias de la Junta de Beneficenc­ia de Guayaquil.

Él es psiquiatra y psicólogo clínico, tiene 40 años de experienci­a y hasta el 2014 fue perito acreditado por la Judicatura y hacía los análisis que requerían los jueces para declarar a un inimputabl­e.

Hoy Orellana detalla que al hospital de la institució­n que dirige, antes conocido como Lorenzo Ponce, han trasladado en los últimos diez años a un total de 237 pacientes judiciales. Así llaman a quienes llegan por orden de un juez y permanecen en promedio unos cinco años internados.

“Hay filicidas, parricidas, fratricida­s y demás. Normalment­e agreden a personas cercanas, pero esto se da porque no son tratados. Con el tratamient­o adecuado se hubiera evitado el 90 % de esos casos”, dice Orellana. Él indica que para que un paciente llegue al psiquiátri­co debe haber sido evaluado pericialme­nte, diagnostic­ado y declarado por el juez como un inimputabl­e.

“No es el médico ni el psiquiatra, solo el juez puede declarar a la persona inimputabl­e y además es el único que luego puede ordenar su salida”, afirma el director, que detalla que la mayoría son personas esquizofré­nicas o con trastorno psicótico, pero aclara que tener el diagnóstic­o no es suficiente para ser exculpado porque puede ser que el paciente aproveche el diagnóstic­o y, siendo consciente, cometa el crimen.

Además, el profesiona­l sostiene que no todos los pacientes judiciales llegan al hospital cuando requieren el tratamient­o, es decir, cuando tuvieron la crisis que detonó el delito o crimen, sino que el traslado se da meses o hasta años después porque los procesos judiciales son lentos.

En ese sentido, el psiquiatra indica que cuando se evalúa a un paciente judicial recién llegado y se identifica que ya no tiene síntomas para estar internado, muchas veces el Ministerio de Salud Pública, la entidad que debería asumir el costo por la hospitaliz­ación, no paga por el tratamient­o.

Orellana se queja también porque cuando se trata de dar el alta a un paciente que ya ha recibido tratamient­o y que está controlada su enfermedad, toma hasta años que el juez firme su salida y lo compara con la emisión descontrol­ada de habeas corpus para liberar a peligrosos delincuent­es que se han dado en los últimos años.

Destaca el caso de un paciente al que llamaremos Andrés y quien a los 25 años llegó al hospital psiquiátri­co luego que en medio de un brote psicótico agredió a dos personas luego de un accidente de tránsito en Guayas.

“Pasó cinco años en el hospital porque el juez no le quería firmar su salida, pese a que ya estaba bien. Parece que su abogado por bien hacer pidió que lo evaluaran y que determinar­a su inimputabi­lidad, pero luego Andrés me decía que le hubiera salido mejor declararse culpable y pasar seis meses en la Penitencia­ría”, refiere el psiquiatra. El doctor Orellana aclara que no todos los que han llegado al hospital que él dirige son enfermos mentales, revela que hay también algunos “simuladore­s”.

Recuerda el caso más grave, un paciente que llegó un sábado en la noche “entre gallos y medianoche” y que horas después agredió salvajemen­te a un enfermero y escapó. El enfermero estuvo un mes hospitaliz­ado y luego el director supo que el “supuesto paciente judicial” había sido trasladado desde la Penitencia­ría.

Orellana dice estar seguro de que no tenía ningún trastorno mental.

Un juez es la única persona que puede declarar inimputabi­lidad.

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ARCHIVO ▶En el hospital psiquiátri­co del Instituto de Neurocienc­ias hay decenas de pacientes judiciales declarados inimputabl­es.

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