Maternidades clandestinas y la dictadura argentina
La dictadura militar argentina, desde 1976 hasta 1983, dejó huellas dolorosas en la sociedad. Las torturas, violaciones y desapariciones fueron sistemáticas, justificadas con la excusa de combatir la subversión. Entre las mayores atrocidades cometidas, se hallan las de las maternidades en los centros de detención.
En la Universidad Nacional de Río Cuarto en Córdoba, Argentina, hay un mural realizado por Hernán Cappelletti que rinde homenaje a las 35 mujeres cordobesas embarazadas que fueron secuestradas por la dictadura militar, a quienes el artista ha inmortalizado haciéndolas visibles para que sus rostros queden grabados para siempre.
En los centros de detención estas mujeres vivieron múltiples formas de violencia, junto con la incertidumbre sobre el destino de sus hijos y la angustia de que se los arrebataran, sin saber si algún día saldrían de esa pesadilla para ir a buscarlos.
Las maternidades clandestinas se convirtieron en el oscuro escenario de una práctica sistemática de robo de bebés. Con el objetivo de borrar cualquier rastro de los crímenes perpetrados, los nacimientos no eran registrados legalmente y tenían lugar directamente en maternidades. A las madres las separaban con violencia de sus hijos, quienes frecuentemente eran entregados a familias allegadas al régimen mediante adopciones ilegítimas.
Estos represores criminales se erigían en jueces supremos para decidir de la vida y la muerte de los detenidos y del destino de los futuros bebés.
Este mural de Cappelletti no solo es un homenaje a la memoria, sino también un grito de denuncia contra la violencia que sufrieron esas madres despojadas de sus hijos, víctimas de una atrocidad inhumana. Una representación artística que nos invita a no olvidar, a no ser cómplices del silencio y a luchar por un mundo donde los crímenes contra la humanidad nunca sean tolerados ni olvidados. (O)
Martina Agozzino, Génova, Italia