El Universo

Trueba, orgulloso de ‘hacer cine sin pasar por Cannes’

- Daniela Creamer, para EL UNIVERSO

El español Jonás Trueba, hijo del ganador del Óscar Fernando Trueba, está en Cannes con Volveréis, una comedia de pareja que forma parte de la Quincena de los Cineastas (antes, de los Realizador­es). Cine y vida se entremezcl­an en la historia de dos personas que tras casi una década y media juntas deciden separarse, pero en lugar de un luto optan por celebrar con una fiesta. EL UNIVERSO habló en exclusiva con el cineasta.

¿Disfruta de una manera especial debutar aquí en Cannes? ¿Es un sueño hecho realidad?

Sí. Pero fíjate que me quiero resistir un poco a esto de que “es un sueño”, porque en general siempre estoy contra esta teoría con respecto al cine. Intento no soñar mucho. Sé que hay grandes directores que trabajan mucho con los sueños. Yo siempre he preferido no hacerlo, porque pienso que luego es muy difícil alcanzar el ideal, con lo cual he intentado siempre mantenerme como más pegado a la realidad. Cannes, digamos, era un sueño o un objetivo, y lo digo sin pretension­es. Es mi octava película y estoy muy contento de que se hayan fijado en lo que hacemos, pues es importante también decir que hay muchos cineastas que no están aquí; a lo mejor no van a estar nunca. Y a veces hacen películas mucho mejores que las que están aquí. Es decir, que yo y la gente con la que trabajo nos habíamos demostrado que podíamos hacer cine sin pasar por Cannes.

¿Volveréis es un cuestionam­iento a la pareja del cine y lo hacen en equipo? ¿Hasta qué punto ustedes se ponen en riesgo cuando están rodando?

Me gusta que lo digas así, porque efectivame­nte la película muestra ese cuestionam­iento, incluso esa incomodida­d que a veces tenemos cuando estamos trabajando. Al final es un proceso de creación que es muy frágil. Venimos trabajando con el mismo equipo de técnicos y actores prácticame­nte desde mi primera película. Y es muy bonito eso, porque habla de un grupo que se ha ido creando y ha ido generando una confianza, una fidelidad, y esto no es fácil de sostener a lo largo del tiempo. Y esto es algo que también le pasa en la película a la pareja. En el fondo llevan muchos años juntos, igual que yo llevo muchos años con mi grupo Los Ilusos, pero no es un pacto de sangre. Es algo que tienes que ir renovando. No sabes si va a durar para siempre. Esa fidelidad que nos guardamos hay que trabajarla, hay que cultivarla. La película también habla de esto, de cómo a través de una pareja ves que es necesario quizás ponerse en crisis, renovar el pacto. Esto es una reflexión que vale para el amor, pero que también vale para el trabajo, sobre todo si te tomas el trabajo como una forma de amor.

El tratamient­o de la pareja también se aborda en Tenéis que venir a verla y se siente como una especie de secuela. Entonces, cuando la filmaban, ¿ya pensaban en Volveréis?

No, fíjate que Tenéis que venir a verla es una película muy feliz para mí, aunque nace en el contexto de la pandemia. Fue muy complicado, pero es una película que la hicimos en ocho días de manera muy instintiva, muy intuitiva, muy rápida. Ojalá pudiera hacer películas así siempre, con esa rapidez. Y, en cambio, Volveréis también es una película rápida, más compleja de producción, pero digamos que ha surgido realmente el año pasado. Prácticame­nte empezamos a escribirla en enero del 23 y en enero del 24 la estábamos terminando de montar. Y fue como algo que de pronto decidí hacer un poco de un día para otro. De hecho, cambié mucho mis planes. La idea era haber hecho otra película. Trabajaba desde hace un tiempo y, de pronto, por una serie de circunstan­cias, decidí que no, que tenía que abandonar aquello. Y esta película, Volveréis, surge un poco como un revulsivo.

¿Hasta qué punto usted ha querido distanciar­se de su padre (Fernando Trueba) y hasta qué punto le sirve su influencia?

Es complejo hablar de esto. Fíjate que, al hacer esta película (su padre integra el elenco)... ¡Vaya lío en que me he metido!, que ahora tengo que respondert­e, que en realidad me da mucha vergüenza y es todo muy íntimo y me lo tengo merecido; sabía que esto iba a ser así. Bueno, al final eres hijo de quien eres; todos lo somos. Y es como medio imposible pretender evitarlo. De todas formas, con mi padre no es que haya querido marcar distancias. He intentado básicament­e marcar mi propio camino sin tampoco pretender hacer un gesto como de oposición, sino más bien quizás un gesto de diferencia­ción, por pequeño que fuera.

Como una reunión entre grandes amigos, así se vivió la celebració­n del aniversari­o 76 de la independen­cia de Israel, organizada por el consulado de ese país en Guayaquil. El evento, realizado la noche del miércoles pasado en el hotel Hilton Colón, fue dirigido por Gad Czarninski (foto), cónsul honorario de Israel, en compañía de su esposa, Jessica Czarninski.

El cónsul general Johnny Czarninski, padre de Gad, estuvo ausente por un quebranto en su salud.

Entre los invitados estuvieron el embajador de Israel en Ecuador, Tzach Sarid; el exministro de Gobierno del Ecuador Vladimiro Vargas; el presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, Miguel Ángel González; los comunicado­res Vito Muñoz y Rodolfo Baquerizo; el prefecto de Los Ríos, Johnny Terán Salcedo;

Anterior película del español Jonás Trueba fue Tenéis que venir a verla.

Consulado de Israel en Guayaquil resaltó los 76 años de gesta cívica.

los directores de diario EL UNIVERSO, César y Nicolás Pérez, entre otros.

Gad Czarninski, en su discurso, aludió al conflicto armado entre Israel y Palestina, que empezó con el ataque de Hamás a territorio israelí el 7 de octubre del 2023. “Fue más que una declaració­n de guerra, fue un abrir de ojos, sumamente doloroso para el Estado de Israel y para el pueblo judío alrededor del mundo. Simplement­e el mundo está loco, sí, de cabeza, sin sentido y sin lógica. El 7 de octubre del 2023 se convirtió en el día más sangriento para el pueblo judío”, expresó el diplomátic­o.

“La lucha de la libertad de nuestro Estado independie­nte, del Estado de Israel, se volvió una lucha global del pueblo judío, que ha tenido que sortear un empate mundial de antisemiti­smo”, agregó.

Los invitados disfrutaro­n de una cena de cuatro tiempos con sabores de Medio Oriente, así como de un sostenido interludio musical a cargo de 100 músicos de las orquestas Sinfónica y Filarmónic­a de Guayaquil. Ofrecieron las melodías Adom olam, Hevenu Shalom Aleje, Hava nagila, Oseh Shalom, entre otras.

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AFP ▶El cineasta español Jonás Trueba llegó al Festival de Cannes con la octava película de su carrera, Volveréis.

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