COMENZÓ A QUERERSE

La expresentadora confiesa que a su pareja no le gustaban sus amistades, las criticaba mucho. “Me alejé de ellos. Los cambios que se han dado en mi vida los he hecho convencida, no obligada. Quiero a mi lado gente que me sume, no que me reste. Simplemente comencé a quererme. Antes era muy impulsiva, no reflexionaba. No me arrepiento de nada, si lo hiciera quizá me faltaría mi hijo. Lo que viví lo tuve que vivir ( estuvo privada de la libertad durante ocho meses) para sentirme feliz y plena como me siento ahora”. Antes Verónica se creía la dueña del mundo. “Nadie es Dios y todos podemos vivir duras experiencias. Nunca tomé medidas. Viví aceleradamente, necesitaba mucho dinero, derrochaba para ser feliz. Podía gastarme dos mil dólares en un centro comercial. Descubrí que el dinero es necesario, pero no da la felicidad. Lo requieres para alimentarte, comprar una receta… La vida no son carros de lujo, ropa de marca, viajes…”. un nuevo miembro de la familia programada para mayo despertó los celos de su hijo mayor. “Creía que lo iban a destronar, además se preocupó por mi bienestar y lo económico. Aunque es un adolescente se da cuenta de todo. Ahora está relajado y mucho más después de que se enteró de que viene en camino una nena. Un gran regalo del Día de la Madre”.

Una amiga le presentó en una reunión de cumpleaños al que ahora es su pareja, Jaime Robalino. “Él me vio y me puso el ojo. Vivía en Manta, es manaba, y me invitó a salir. Así se dio todo. Es machista y yo soy feminista, era el papi lindo, ojo alegre. Pero poco a poco lo fui amoldando y le puse los puntos sobre las íes”.

Cuando se dio esta entrevista, ellos preparaban la mudanza para irse a vivir a Manta. “Necesitamos una casa más amplia y allá él tiene una, grande y superlinda. Está vacía y queremos aprovecharla. Seguramente cuando salga esta nota, ya estaré viviendo en Manta. Vendré a Guayaquil para los