LA MODELO RUSA CON PINTA DE ESPÍA
No se trata de uno de los filmes de James Bond, el espía más famoso del mundo. La rusa Victoria Bonya fue detenida por agentes de Estados Unidos a su arribo a Los Ángeles, porque pensaban que era una espía. Además a esta exconejita de Playboy, de 37 años, la interrogaron a pesar de que entre sus objetos personales no había drogas, ni armas y su documentación estaba en regla. A los agentes de aduanas les llamó la atención una tarjeta de Spy-Land, una empresa especializada en cámaras ocultas, que se hallaba en su equipaje. Ahí no terminó el asunto, también le preguntaron por el presidente Vladimir Putin y la KGB (la agencia de Inteligencia rusa). “Empecé a reírme, pensé que era una broma. Pensé que iban a deportarme”. Es originaria de Krasnokamensk, en la región de Zabaykalsky Krai, en el este de Rusia. Se trasladó a Moscú a los 16 años y empezó a trabajar como camarera antes de dedicarse al modelaje. Alcanzó la fama en la cadena rusa MTV. Sus 1,70 metros de altura, sus 52 kilos, su cabello rubio y estilo le han dado casi dos millones de seguidores en Twitter y casi cinco millones en Instagram. Cuando mostró a la policía sus cuentas la dejaron ir. El asunto no pasó de un susto y ahora disfruta de su estadía en Estados Unidos. El único tropezón público en su carrera es cuando un hotel de cinco estrellas de Dubái se quejó porque Victoria y otras maniquíes se tomaron fotos muy atrevidas en sus instalaciones.