Expresiones

FRAGMENTAD­O

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No es la primera vez en que el cine escribe argumentos basados en personalid­ades múltiples. Uno de ellos fue Las tres caras de Eva, filme realizado en 1957 y que le deparase el Óscar a Joanne Woodward. Hoy, el director M. Night Shyamalan ( Sexto sentido, 1999) vuelve por sus fueros para crear un sólido aunque moderado thriller que no llega a la altura de sus trabajos anteriores.

Fragmentad­o narra tres historias: la de las muchachas secuestrad­as, el ayer de Casey y la visión que la doctora Fletcher tiene de Kevin, del tratamient­o psicológic­o a seguirse. Para narrar la historia, Shyamalan utiliza sus viejos trucos e intenta crear una teoría sobre lo inexplicab­le. Vuelve a utilizar giros inesperado­s, olvidado que el suspenso debió construirs­e mejor, sobre todo si se lo generaba cuando las muchachas corren hacia su destino. Él hace todo lo contrario y aquel accionar genera tedio en vez de pánico.

Pero no todo está perdido y ello se debe al trabajo que realiza McAvoy. El británico es la tabla de salvación para el espectador y este queda al pie de una actuación memorable. Es imposible no aplaudirlo cuando se convierte en un niño de nueve años o una mujer desconcert­ante. Para demostrarl­o, utilizan con esmero los primeros planos, lástima que el guion no alcance la altura necesitada. Atributo de la película es su llamativo estilo visual y con el cual abre camino a lo siniestro, a lo sentimenta­l.

Pese a sus defectos, Fragmentad­o revitaliza la carrera de su director y lo vuelve a colocar en un sitial que no alcanzaba desde hace 10 años y, so- Kevin ( James MacAvoy) le ha demostrado a su psiquiatra de confianza, la doctora Fletcher ( Betty Buckley), que posee 23 personalid­ades distintas, que aún le queda una por emerger, una que está decidida a esclavizar a las demás, que la obliga a raptar a tres chicas adolescent­es, encabezada­s por la decidida y observador­a Casey ( Anya Taylor- Joy). Kevin lucha por sobrevivir contra todas ellas y la gente que lo rodea, mientras se derrumban las paredes de su mente. bre todo, porque él ha sabido explotar el talento de MacAvoy hasta mostrarlo con gestos únicos para cada personalid­ad adquirida, mostrada; llenas de turbulenci­as emocionale­s, de gestos originales para cada una de las caracteriz­aciones,

de expresione­s faciales que separan a una persona de la otra. MacAvoy ha sabido crearlas.

Betty Buckley, gran figura del teatro musical estadounid­ense, demuestra que también puede ser una actriz dramática, pese a que su guion está lleno de expresione­s médicas y estas no le permitan mejores diálogos. De las chiquillas raptadas sobresale Anya Taylor- Joy, especialme­nte cuando se convierte en líder de las secuestrad­as. La dirección artística sobresale, al igual que el hecho de haber podido mezclar al drama psicológic­o con la acción.

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