INCUBUS PUSO DE RODILLAS A LA CAPITAL
Aerosmith no fue la única banda que estremeció a la multitud. El poder de las cuerdas en la guitarra y el bajo puso a mover a la mayoría y la batería todavía retumba en la cabeza de los que no se perdieron esta fiesta. Incubus tuvo su primer paso por el Ecuador y no dejó deuda pendiente, se apoderaron del escenario y brindaron un show épico ante un público ingrato que no llenó el Atahualpa durante el show roquero. La noche fría de Quito ya cobijaba y a las 20: 14, Incubus, encabezado de su frontman, Brandon Boyd, salió por primera vez a saludar a su fanaticada ecuatoriana. El escenario lucía inverosímil, José Pasillas ( baterista) con su percusión totalmente de bronce, Chris Klimore ( DJ) y sus rastas que parecían culebras en los temas más poderosos. Cabelleras largas y aspecto sencillo. Todos, imponentes para encerrar ese momento inédito. Un idilio que se concretó tras años de espera. La banda californiana repasó sus temas más conocidos, Drive, Wish you were here, Anna Molly, Circles, Pardon me, Megalomaniac, Sick sad little world. Pero también aprovecharon para presentar temas del nuevo álbum, 8. Quizás los menos coreados de la noche. Incubus hizo su tarea en el escenario: Brandon Boyd enamoraba con su carisma y su alto registro de voz, los otros miembros lograban una amalgama musical soñada, pero el público no seguía la misma sintonía. Interpretaban las canciones más populares, pero no había un colectivo con ganas de bailar en grupo, se ausentó el pogo ( también conocido como mosh), la esencia en un concierto de rock.