Expresiones

TERMINATOR: DESTINO OSCURO ( TERMINATOR: DARK FATE)

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Terminator: Destino oscuro no es una secuela sino la posible continuaci­ón de Terminator: el Juicio Final (1991), pues ha tomado el ambiente del original y de su segunda entrega para crear nuevos personajes, nuevos rumbos y ello podría ser considerad­o como nueva entrada a la franquicia que en esta ocasión dirige Tim Miller ( Deadpool) y segurament­e, de triunfar en las taquillas, habrá una continuaci­ón bajo la producción de James Cameron ( Titanic, Avatar).

Pero... ¿hasta qué punto el filme que ahora reseñamos es el mejor de todos? Al menos eso cree el 80 % de los espectador­es a nivel internacio­nal. De mi parte la veo con viejos clichés, pero llena de acción, que retoma -inteligent­emente- el espectácul­o creado por Cameron, que los personajes, robots o no, muestran (algunos) mejores condicione­s humanas y se ha deshecho del aburrimien­to de las dos últimas entregas.

La fotografía tiene tal nitidez que parece haberse convertido en pinturas, especialme­nte a partir de las escenas que muestran la caída de un puente y comienza la espectacul­ar persecució­n a través de una autopista y donde se les une Sarah Connors para destruir la máquina asesina que los persigue. Las imágenes tomadas con drones le da excelencia al largometra­je. Los efectos visuales (especialme­nte el ‘morphing’ logrado), impresiona­n por su precisión y habilidad. Además, tiene un golpe argumental que la une a nuestra vida cotidiana: imágenes del viaje y en una de cuyas etapas se arriba a centros de detención a lo largo de la frontera México-estados Unidos, sitios llenos de jaulas metálicas que aprisionan a los

Han transcurri­do varias décadas y tanto Sarah Connor ( Linda Hamilton) como Terminator ( Arnold Schwarzene­gger) van a revivir los personajes que desempeñar­on en 1984. Ahora corre el año 2024 y esta vez la acción comienza en Ciudad México ( secuencias filmadas en Murcia, España) donde una joven, Dani Ramos ( Natalia Reyes), va a trabajar en una fábrica de automóvile­s y percibe que han instalado nueva máquina industrial que tomará el trabajo que desempeñab­a su hermano. Se queja de la automatiza­ción progresiva y así lo manifiesta a su jefe, el cual se limita a decir: “Ese robot es el futuro”. Luego, Dani, abandona la planta y es perseguida por una flotilla de carros. Un Terminator ( Gabriel Luna) llega para asesinarla, es un modelo RV- 9 que tiene la facilidad de dividirse en dos, una de ellas está conformada por una sustancia gelatinosa, negra, que es poder contundent­e. Connor llega para ayudar y luego, junto a Dani, son rescatadas por Grace ( Mckenzie Davis), soldado futurista, mezcla de ser humano con cyborg. Ella tendrá que salvarlas y asegurar el destino de la raza humana. Diego Boneta ( de es Miguel Ramos y Brett Azar, el T- 800.

inmigrante­s ilegales. Eso es un hoy envuelto en futurismo, haciendo pensar que Destino oculto es la versión del Terminator 1984, tal como debería filmárselo hoy, en este 2019. El montaje es, simplement­e, extraordin­ario.

Una Linda Hamilton envejecida nos muestra la pantalla pero su presencia, a los pocos minutos, se nutre del recuerdo y la volvemos a ver, a admirarla por su carisma, por su capacidad artística, su seriedad y madurez

hasta hacernos dar cuenta lo mucho que la hemos extrañado. No es ya la figura principal pero, sin ella, el filme perdería algo de sus méritos.

Mackenzie Davis, delgada, alta, con tremendos ojos azules es -para mí- la reencarnac­ión de Sarah Connors y jamás falla en su caracteriz­ación. Natalia Reyes, impacta y la presencia de Schwarzene­gger valida el recuerdo para quienes vieron las entregas en la que él actuó.

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