PEPE MARTÍNEZ
Generalmente, los memes se utilizan en este contexto. Pero es cierto que hay personas que buscan otras intenciones al construir y compartir un meme. Puede haber un componente agresivo. En este caso el meme eleva la tensión en vez de relajarla. Y puede resultar muy negativo, porque el receptor no suele estar preparado. Su expectativa es que le llega un mensaje simpático ( de carácter dulce) y, sin embargo, se encuentra con un mensaje ácido, amargo… de humor extremadamente negro. En este sentido, me gustaría destacar lo importante que es dosificar el mensaje y la tensión del meme. Hay gente que se convierte en un verdadero artista haciendo memes. Hay personas que tienen una gran imaginación y creatividad. Saben captar los pequeños detalles, los cambios de comportamiento de los ciudadanos, las reacciones de la población ante un problema… Y, son capaces de hacer una especie de caricatura o jugar con el factor sorpresa; incluso combinar de forma creativa elementos que están en diferentes planos. Pensemos por ejemplo en la habilidad de los monologistas. Pues un meme es lo mismo, pero un formato concreto ( imagen, video o nota de voz): rápido de decodificar para que se pueda viralizar. También hay memes que son burla de ciertos personajes, por su edad o por algo que dijeron. Los contenidos de los memes son infinitos. Tienen mucho que ver con las preocupaciones y temores del momento. Suelen ser bastante actuales. En este momento, casi todos giran en torno al coronavirus. El objetivo casi siempre es reducir la tensión, divertir, arrancar una sonrisa, establecer una conexión empática con el destinatario, demostrar que eres una persona que se toma la vida con humor y que no se queda atascada en un problema concreto.