“ÍBAMOS A PEDIR UN MILAGRO A LA VIRGEN PURÍSIMA DE MACAS”
por ello he descuidado a mi familia. Pensé en el tiempo que iba a estar alejado de la TV”.
Añadió que le preguntaba a su madre si se iba a morir. “Le decía que si eso pasaba quería que hablaran con el productor Marlon Acosta para que hicieran mi telenovela, como la de Sharon. Ella me respondía que no me iba a pasar nada. Siempre me ha dado mucha fortaleza”.
“Teníamos tanta fe, tanta esperanza de tu recuperación, pero Dios no lo quiso así y Él obra de formas misteriosas y a veces incomprensibles. No puedo imaginar el dolor de tus familiares. Si a mí se me desgarra el alma, ¿cómo deben estar ellos? Se nos fue un grande de la TV, mi hijito televisivo, fue un placer en tus inicios ayudar a moldear tanto talento, cogerte un bebé en Gamatv y verte llegar a ser un grande en TC Televisión”, fueron las emotivas palabras de Marián Sabaté.
Uno de los mejores amigos de Miguel Cedeño, Mauricio Altamirano, adelantó su regreso de Estados Unidos programado para agosto. “Debía darle el adiós. El viernes me pidió que le compre una muñeca Barbie, edición Laverne Cox, la defensora de los derechos de la comunidad transexual, pero ya no podré entregársela. Teníamos planeado ir a la gruta de la Virgen Purísima de Macas, que es milagrosa, en busca de un milagro, pero Dios tuvo otros planes y debemos resignarnos”. Visiblemente afectado, añadió. “Jamás pensé llorar así y sentir que se me acaba el aire. Nunca imaginé tener que dedicarte estas palabras, contaba con volver a abrazarte. Quiero pensar que es una pesadilla y que despertaré, llamaré y estarás ahí del otro lado del teléfono, malhumorado por la hora... Nunca olvidaré cómo te conocí, un jovencito nervioso, practicante en la organización Miss Ecuador en Gamavisión, con muchos sueños, que se emocionó por mi foto junto a Paloma Fiuza en mi perfil y me dijo: ` Algún día vamos a trabajar juntos'. Y ese sueño se cumplió. Eras ese hermano que me dio la televisión, ese divo hermoso que me gustaba engreír, ese compañero inolvidable; contigo aprendí a reírme de mí mismo, a no ser acartonado en la pantalla, a sentirme libre, porque sabía que estabas tú para sostener mi mano. Te escucho decirme que deje el drama: ` Ya, Cuy para, la gente qué va a pensar'”. Mauricio prefiere recordarlo alegre, “rellenito de amor, apurado, intenso por las notas para el programa, corriendo por los pasillos rumbo al camerino, hablando solito frente al espejo, practicando lo que dirás al aire, `¡¡¡ Queeeee retumbe la polémicaaaaaaa!!!', `¡¡¡ Deeee infartooooo!!!'. Te imagino vestido de blanco, con un terno súper fashion, unos zapatos bacansísimos y con unas alas bellas porque eres un angelito, como tu
nombre, Miguel Ángel”.