Expresiones

LA DOBLE Y ÚNICA MUJER EN EL TEATRO Y CON MÚSICA INÉDITA

EL COMPOSITOR ANDRÉS NOBOA Y EL DRAMATURGO SEBASTIÁN CATTÁN TRABAJARON CON UN ELENCO DE DIEZ ARTISTAS EN EL MUSICAL SOBRE EL CÉLEBRE CUENTO DE PABLO PALACIO.

- LUIS FERNANDO FONSECA expresione­s@granasa.com.ec

En la Casa Teatro Malayerba se estrenó el musical de La doble y única mujer. El churo de La Alameda afuera, la plazoleta de piedra y los escalones de madera terminan de ambientar la obra que comparte la época del autor del cuento, Pablo Palacio (1906-1946), con su historia como pretexto.

Sin embargo, lo que una decena de artistas ha montado no es el monólogo de una mujer siamesa. Es la amputación de su inocencia a través de la toma de conscienci­a de su propia monstruosi­dad, entre música y personajes que recrean un drama familiar.

La obra inicia con el reflejodiá­logo de La Mujer protagonis­ta (interpreta­da Maya Villacrese­s) con su madre (Caymo Pizarro), mientras le piden al mayordomo Bernardo (Alfredo Espinosa) un cepillo para peinarse.

“Te vas de esta casa, bien instalada, con su herencia y su apellido... ¿Vas a renegar de una caja de música?”, le cuestiona la madre a la hija que quiere partir y de quien reniega el padre (Charlie Calvache).

Así, en el primer acto, se introduce ese objeto de cuerda que será tan recurrente en el resto de la obra como el humor irónico de los diálogos. La Mujer tampoco tiene malformaci­ones evidentes. Su vestido –de época, 1927– hace imaginar un muñón del que se deshace y apropia.

“Pido perdón a los gramáticos si mis palabras no son las suyas. En mi boca esas palabras son fragmentos de su mundo que no me alcanza” dirá La Mujer para responder a la corrección que su madre le haga sobre el uso de la muletilla “entre mí”.

“Alejarnos de la siamesa y representa­rla como un solo personaje nos abre más preguntas sobre los miles de posibilida­des de la historia: ¿qué puede sentirse con esa pugna doble detrás?”, explica el compositor Andrés Noboa.

También recuerda, de la investigac­ión tras el libreto, dos ensayos sobre Palacio que hablan del cuento como una posible confesión frente a la literatura ecuatorian­a o una reflexión sobre la homosexual­idad.

“Charlie Calvache ha dicho que, si bien es un musical, está trabajado como teatro independie­nte”, señala el dramaturgo Sebastián Cattán, director del grupo teatral Deus Ex Machina. “La posibilida­d de montar una obra de una hora y cuarto sobre un cuento es porque este es potente, fértil. La distorsión de lo que percibimos y la necesidad de hacer metáfora, poesía en el teatro nos llevó a hacerla y no queremos que se quede como la pieza de un museo que nadie puede tocar”.

El canto y la actuación tienen su equilibrio en esta obra que se ha estrenado con Tadeo Gangotena al piano. La temporada actual continuará los viernes y sábados (19:00) y domingos (18:00) hasta el 26 de mayo.

El domingo 17 noviembre presentará­n una función en el Teatro Nacional Sucre con una orquestaci­ón que incluirá vientos y cuerdas.

El elenco lo completan Diego Andrés Paredes, Cristian Valle y –como coristas a la vez que actrices– Natalia Luzuriaga, Beth Egnatoff y Cecilia Dávila.

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