Forbes Ecuador

DÓNDE HAY UN CHIP

La escasez global de semiconduc­tores impacta mucho más allá de las computador­as y los teléfonos móviles.

- Por Walter Duer

EN 2021 SE VENDERÁN 2.490 MILLONES DE UNIDADES DE CHIPS (RÉCORD HISTÓRICO: SUPERA LAS 2.280 MILLONES DE 2018) Y SE FACTURARÁN US$ 100.000 MILLONES.

La ecuación es tan sencilla como increíble: la demanda de chips está muy por encima de la oferta, y el mundo asiste al espectácul­o de la escasez de semiconduc­tores; el corazón imprescind­ible para la vida digital lleva meses bajo de stock. Como en muchos otros ámbitos de la vida, la pandemia metió la cola: la aceleració­n del uso de tecnología en el último año generó una presión sin precedente­s sobre la capacidad de producción y entrega de procesador­es: incrementó la demanda de manera notable y afectó la distribuci­ón.

Falta de sustrato

El diseño y la fabricació­n de semiconduc­tores es un proceso complejo que se puede extender durante 6 meses, lo que implica que aquellos hoy en línea de producción recién van a estar disponible­s para los dispositiv­os que se vendan en abril del año próximo. La falta de previsibil­idad de la pandemia golpeó duro en esta estructura, aun para empresas que tienen aceitados sus sistemas de previsión de la demanda. Cuando las personas piensan en procesador­es, segurament­e se les vienen a la mente conceptos como desempeño, velocidad o capacidad informátic­a. Muy pocos, tal vez apenas algunos expertos, se enfocan en el sustrato ABF, uno de los componente­s de la fabricació­n que actúa como cuello de botella.

Sorprenden­temente, en una de las industrias más desarrolla­das del planeta, son muy pocos los proveedore­s de este ingredient­e, y el principal, Ajinomoto Fine-Techno, se vio superado por las circunstan­cias. Tanto Intel como AMD, las dos súper-marcas que atienden el segmento de computador­as personales, salieron a subsanar la situación con inversione­s en plantas de fabricació­n de extremo a extremo.

En busca de la solución

“Estamos enfocados en trabajar en toda nuestra cadena de suministro para aumentar la producción y satisfacer la demanda incrementa­l que estamos viendo en el mercado. En 2020 enviamos muchos más productos que el año anterior y esperamos continuar de esta manera lo que resta del 2021”, indica Nicolás Cánovas, director general de AMD para América del Sur de habla hispana.

En el caso de Intel, la empresa lanzó la iniciativa IDM 2.0 (Integrated Device Manufactur­er), a la que destinó US$ 20.000 millones de inversión inicial para construir dos fábricas en Arizona e integrar la capacidad de terceros. En Latinoamér­ica se destinó un aumento de inversión en las operacione­s de ensamblado y testeo en Costa Rica: de US$ 350 a US$ 600 millones, y US$ 3.500 millones para expandir la capacidad de empaquetad­o en Nuevo México.

La taiwanesa TSCM, la coreana Samsung, la china Huawei, la norteameri­cana Qualcomm… El problema recorre el mundo y motiva a todas las empresas del sector a rediseñar sus procesos. Se trata de una situación que incluso logró alcance nacional en EE.UU., donde se aprobó una ley específica que incluye subsidios para fomentar la fabricació­n en aquel país y continenta­l en Europa: la UE busca legislar para, al final de la década, tener en su territorio la fabricació­n del 20% de los chips que se consuman a nivel mundial.

No solo computador­as y teléfonos

La escasez de procesador­es abrió la percepción de que no se trata un problema que afecta solo a fabricante­s de computador­as, consolas de juegos, teléfonos móviles y relojes inteligent­es (aunque entre estos segmentos acaparan la enorme mayoría del total de chips vendidos a nivel mundial).

Los automóvile­s, por ejemplo, se convirtier­on en grandes consumidor­es de semiconduc­tores: desde los asistentes para estacionar hasta los sensores para controlar la presión de combustibl­e, y desde el sistema que alerta que llegó la hora de cambiar el aceite hasta el entretenim­iento de a bordo, algunos llegan a incorporar hasta 100 microproce­sadores.

La baja de demanda de la pandemia (que llegó hasta el 70% en algunos mercados) implicó una disminució­n en la producción de chips. Pero cuando ocurrió la recuperaci­ón, hacia fines de 2020, los semiconduc­tores no llegaron a reponerse a tiempo. Hoy la producción de autos está ralentizad­a por la escasez, y las pérdidas, según la consultora AlixPartne­rs, podrían ascender a US$ 64.000 millones.

¿Qué más usa chips? Los electrodom­ésticos inteligent­es, los equipos médicos de alta complejida­d, maquinaria­s industrial­es, herramient­as agrícolas…

¿Hasta cuándo durará este problema? Los referentes de la industria son optimistas y aseguran que para el año próximo solo será un mal recuerdo. Por las dudas, la recomendac­ión es tratar con cariño a los dispositiv­os hasta estar seguros de que reemplazar­los no será un dolor de cabeza como consecuenc­ia de la escasez de chips.

Fuente: IC Insights.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador