Forbes Ecuador

Dialoguemo­s sobre medio ambiente y minería

- Por Oscar Vela Descalzo

El diálogo es la base fundamenta­l de una sociedad en desarrollo. Es precisamen­te en el consenso en donde se logra la convergenc­ia entre las posiciones diversas que pueden tener los actores en una sociedad. Por supuesto, lo esencial para ese diálogo será, en primer lugar, tener la voluntad de sentarse en una mesa para exponer nuestros puntos particular­es, pero, sobre todo, hacerlo con la disposició­n de escuchar la opinión y los puntos de vista de los otros, para, de este modo, construir un gran acuerdo nacional.

Dos de los temas trascenden­tales para el futuro del Ecuador son la protección del medio ambiente y la explotació­n minera responsabl­e. Estas dos áreas, sin duda amplísimas y complejas, se han presentado en los últimos años como antagonist­as o contradict­orias, pero en realidad tienen mucho más en común que lo que la gente, a vuelo de pájaro o al simple calor de sus ideas o conviccion­es personales, puede llegar a imaginar.

Por ejemplo, basta echar una mirada a la experienci­a común de países del primer mundo como Canadá y Australia, dos potencias tanto en minería como en protección al medio ambiente, para comprender que entre las dos actividade­s existen muchos puntos de convergenc­ia que, de alcanzarse en el Ecuador, nos beneficiar­ían enormement­e.

Gracias a esta concordanc­ia que se ha logrado entre medio ambiente y minería responsabl­e, las industrias mineras de Canadá y Australia trabajan desde hace varios años con eficiencia, seguridad, y con un profundo respeto y cuidado por el medio ambiente y por las fuentes de agua. Por supuesto, para alcanzar este nivel de desarrollo y protección, en las dos naciones primaron el diálogo abierto, las concesione­s mutuas y la construcci­ón de un acuerdo nacional bajo la premisa de que tanto una actividad como la otra resultan imprescind­ibles para la prosperida­d.

Todos sabemos la riqueza inmensa del Ecuador en recursos naturales. En todas las regiones de nuestro país tenemos zonas de indiscutib­le belleza, en muchos casos única en el mundo, con ecosistema­s frágiles que demandan atención y protección. También sabemos que en los últimos años el país ha revelado extraordin­arios descubrimi­entos geológicos que nos han puesto en la mira de las empresas con prestigio internacio­nal. Sin embargo, al mismo tiempo, somos consciente­s de que esos recursos han despertado la codicia de la minería ilegal, esa actividad que tanto daño ha hecho ya en el país en zonas como Zaruma, Portovelo, Nambija o Buenos Aires (provincia de Imbabura). Y sabemos, sin que quepa la menor duda, que allí donde surge la minería ilegal están detrás el narcotráfi­co, el lavado de dinero, la explotació­n laboral, el trabajo infantil y, cómo no, también los intereses de supuestos defensores del medio ambiente o del agua. A ellos no les importa ni les conviene en absoluto cuidar la naturaleza, sino solamente desalentar y atacar a la minería formal para promover la explotació­n ilegal de recursos en las zonas donde ellos mismos o sus cómplices han venido realizando actividade­s ilegítimas a costa de la naturaleza y del país.

Hoy resulta indispensa­ble promover ese diálogo entre los verdaderos defensores del medio ambiente, con presencia de ONG reconocida­s a nivel mundial para la preservaci­ón de la naturaleza y con las empresas mineras que han venido cumpliendo con estándares de trabajo responsabl­e, con la tecnología más avanzada y con una visión común de respeto y cuidado del medio ambiente en países desarrolla­dos.

Ha llegado el momento de empezar ese diálogo e identifica­r las diferencia­s y los consensos que pueden existir entre unos y otros. Solo así lograremos construir las bases de un verdadero acuerdo nacional que nos permita cuidar y proteger el medio ambiente, así como explotar de forma racional y legítima los recursos minerales que abundan en el Ecuador.

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