SUS SOMBREROS SE LA JUEGAN EN EL SUPER BOWL 2022
La fama del diseñador ecuatoriano estadounidense René Mantilla sigue en alza. Decenas de famosos lucen sus creaciones, que este año se exhiben y venden en el megaevento deportivo estadounidense. Además, va a la Semana de la Moda de Nueva York, y ya alista maletas para lanzarse a la conquista de los exclusivos mercados de Londres y Milán. No es ecuatoriano de nacimiento,
pero es más ecuatoriano que el mote sucio y la fritada que tanto disfruta cada vez que viene a Ecuador. Es compatriota, con doble nacionalidad, gracias a su madre, Miriam Morales. Nació en Nueva Jersey, EE.UU., hace 45 años. Y su nombre y su apellido son herencia de su padre puertorriqueño. Él es René Mantilla, un diseñador de modas, quien después de ver, en 2011, la película Coco before Chanel, recibió la iluminación en forma de sombrero.
Desde que era niño solo tenía suspiros para la moda. Nada hizo que cambiara de opinión, ni siquiera el consejo de un tío, que era político en Nueva Jersey, de que siguiera alguna carrera universitaria en esa línea, que le asegurara un futuro promisorio. Nada. En 2000, tomó sus maletas y se mudó a vivir a Nueva York, a estudiar cursos de moda en Berkeley College. Alternó sus estudios con trabajo y dio su primer gran paso al ubicarse como colaborador de la diseñadora Betsey Johnson. La suerte, sin embargo, le dio la espalda. Ocurrió el ataque a las Torres Gemelas. Muchas cosas se fueron al suelo, excepto su sueño. Por eso, en los años posteriores, el sol volvió a brillar. Trabajó para Saks Fifth Avenue, en la Quinta Avenida, haciendo estilismo de los maniquíes de la tienda, marketing y product development, y luego en Global Brands Group, manejando las marcas Timberland y Tommy Hilfiger.
Habían pasado 14 años desde que vacacionó en Ecuador, así que, en 2010, ya más maduro, regresó. Allí recién se enamoró del país, lo veía con otros sentidos. Ese despertar emocional, patriótico, coincidió tiempo después con su experiencia al ver la cinta de Coco Chanel. “Seguir un sueño es fuerte, porque, en el camino, pocos o nadie caminan contigo. Al ver la película, la comprendía, porque ella atravesó cosas muy duras en la vida; sin embargo, llegó adonde quería. En la película, ella está viviendo en París con un señor supermillonario, que le dice: ‘Voy a tener una fiesta, por favor, quédate en tu cuarto, no salgas’. Coco Chanel salió y se encontró con una actriz superfamosa que también llevaba puesto un sombrero. En la escena intercambian sombreros y, para mí, fue como fuegos artificiales. En ese instante me dije: ‘Voy a sacar una línea de sombreros y los voy a hacer en Ecuador”. Entre 2011 y 2013, Mantilla volvió al país y, durante su permanencia, buscó fábricas, talleres y proveedores que
Exclusividad
René Mantilla hace sombreros a mano y a la medida de cada persona. En sus estudios de Quito y Nueva York hace la magia.
pero la cosa es que yo no lo era en Ecuador”. Aun así, él estaba feliz.
La sangre llama
El amor de Mantilla a Ecuador es natural. Por eso, después de abrir su estudio en Nueva York, abrió otro en Quito, porque quiere que los ecuatorianos se sientan orgullosos de que alguien con su sangre está cambiando la cultura de la moda. “Todo el mundo puede usar un sombrero, desde los 18 años a los 80”. Por eso, cuando en 2018 participó en un desfile en el Teatro Bolívar, la sorpresa y el orgullo fueron totales. Desde ese momento, el diseñador también logró que las luces dentro del país lo iluminaran.
Su vida está divida entre Nueva York y Quito. Llega al país unas ocho veces al año. “Me da una felicidad enorme que mi estudio esté en el Ecuador. Mucha gente piensa ‘¿Ecuador?, nunca pensé que algo con tanto estilo saliera de ahí. Quiero apoyar a los diseñadores ecuatorianos, ellos necesitan esa mano, esa ayuda”.
A lo largo de este tiempo ha vendido más de 1.000 sombreros exclusivos, con precios que pueden llegar a US$ 445 cada uno, hechos a la medida de cada cliente. Por tanto, es necesario tomar una cita, en cualquiera de los dos estudios. “La gente quiere exclusividad, un trato de uno a uno y la experiencia es algo superchic. Me gusta hablar con el cliente, porque mi marca es algo de lujo, no es solamente algo que entrego y nada más, es saber y sentir cómo se siente con el sombrero, es toda la experiencia”. Cada cierto tiempo lanza nuevas colecciones, de entre nueve y 12 sombreros, que se pueden comprar u ordenar. La entrega se realiza en cinco semanas. Esta exclusividad ha hecho que más famosos se sientan atraídos por los sombreros. El actor Nick Canon, exesposo de la cantante Mariah Carey, posó con sus sombreros para una sesión de fotos promocionales de su show de televisión. A finales del año pasado, participó en Miami en un fashion show donde acudieron reggaetoneros famosos como Dalex e influencers de México y Colombia, que se quedaron fascinados con las creaciones. Y en los clósets de Beyoncé también cuelga alguno de estos productos.
‘Gracias a Diosito’
No deja de agradecer a Dios por cada cosa buena que le sucede. Por eso, cree que este año será muy especial porque se vienen cosas grandes. Lo primero: su participación en la Semana de la Moda de Nueva York, a mediados de febrero. Por esos días, también su desembarco en el Super Bowl, de Los Ángeles, donde su marca lucirá un día antes de uno de los eventos deportivos de mayor audiencia en EE.UU. y el mundo. “El programa se llama Sneakertopia. En un espacio de 32.000 pies cuadrados habrá escenarios para cantantes, arte, moda, música, diseñadores. Estoy sacando una línea de bolsas y sombreros solamente para este evento. Así mucha gente puede llegar y conocer más la marca, es increíble para mí y para Ecuador”.
Posteriormente, junto a British Vogue, se afinan los detalles para otro evento en Londres. “Quiero cruzar con mi marca al otro continente. Ir al Reino Unido y también a Milán. Todo avanza por buen camino. Mi sueño es crecer como marca, en una casa más grande de moda, sacar zapatos, quiero un nombre que timbre en todo el mundo, con unas prendas de lujo. Quiero avanzar luego a Tokio, para hacer algo superprecioso. Mi deseo es abrir estudios ahí y en varios puntos de Europa”.
Ese crecimiento ya empieza con una línea de bolsos y carteras, en las que se concentró durante el primer mes de este año, viajando a Cuenca en la búsqueda de materia prima y proveedores que puedan ajustarse a sus diseños. Sabe que el camino todavía es duro, porque llegar y mantenerse en las grandes ligas del diseño es muy difícil.
“MI SUEÑO AHORA ES TENER UNA CASA GRANDE DE MODA, CON UN NOMBRE QUE TIMBRE EN TODO EL MUNDO, CON PRENDAS DE LUJO”.