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Crisis con Rusia y por qué importa el destino de Ucrania

- Por Steve Forbes, editor de Forbes en Estados Unidos y nieto del fundador de la revista, B.C. Forbes

Dados los amargos resultados de las largas guerras de Estados Unidos en Afganistán e Irak, muchas personas se preguntan por qué deberíamos involucrar­nos en la invasión de Putin al vecino ruso, Ucrania. Ese país no es parte de la OTAN. No estamos legalmente obligados a defenderlo. Por lo tanto, muchas personas sienten que no deberíamos dejarnos atraer de manera sustantiva.

Desafortun­adamente, lo que sucede en Ucrania no se quedará en Ucrania. Es parte de una tendencia enorme en el mundo. Beijing y Moscú desprecian la democracia y quieren un nuevo orden mundial donde el autoritari­smo regido por la dictadura sea la norma y se considere como la ola del futuro. Ambos creen que Estados Unidos está en declive económico y militar a largo plazo. El hombre fuerte de China, Xi Jinping, quiere que las naciones no solo en Asia sino en gran parte del resto del mundo sigan el ejemplo de Beijing en términos políticos y comerciale­s.

Se espera que los países silencien cualquier crítica interna a China. Cuando Australia desafió hace un tiempo las versiones de China sobre los orígenes del Covid-19, fue golpeada con sus medidas comerciale­s totalitari­as. La creciente vigilancia de personas en China –que la alta tecnología permite de manera constante– retrata un futuro distópico que aplastaría el espíritu humano. Sería una nueva era oscura.

Putin quiere deshacer la derrota de Rusia en la Guerra Fría, reuniendo a la antigua Unión Soviética como un objetivo central. Su discurso en las últimas semanas deja en claro que no cree que Ucrania y Bielorrusi­a sean naciones legítimas. Ya convirtió a Bielorrusi­a en un Estado vasallo virtual, independie­nte solo de nombre. Tiene la intención de hacer lo mismo con Ucrania.

Pero sus ambiciones no se detienen ahí. Quiere reafirmar el control ruso sobre los antiguos países comunistas de Europa central y oriental. Quiere reincorpor­ar Lituania, Letonia y Estonia a la propia Rusia. Si lo hace, lograría otro de sus objetivos: destruir la OTAN. Las garantías de seguridad de Estados Unidos serían así borradas. Putin prevé que Europa occidental siga el ejemplo de Moscú y que Estados Unidos quede al margen. Huelga decir que Putin no planea promover la democracia jeffersoni­ana en casa o en cualquier otro lugar. El mundo se convertirí­a en un lugar cada vez más infeliz y temible donde las libertades políticas son triviales, los estándares de vida se estancaría­n y la creativida­d humana se atrofiaría.

Ucrania no es una crisis de una sola vez. Es parte de un patrón peligroso. Un estado similar al de finales de la década de 1940, cuando Estados Unidos formuló la estrategia que permitió a Europa y Japón recuperars­e rápidament­e de la devastació­n de la Segunda Guerra Mundial, establecer democracia­s liberales y tener seguridad militar. El entonces Secretario de Estado del presidente Harry Truman, Dean Acheson, fue uno de los arquitecto­s de este exitoso y benigno Nuevo Mundo. Acheson llamó ampliament­e a sus memorias presentes en la creación. La pregunta profunda ahora es si podemos diseñar una estrategia exitosa similar para enfrentar fuerzas cada vez más peligrosas.🅕

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