Forbes Ecuador

Construyen­do certezas en el futuro incierto

- Por Claudia Tobar

El escritor mexicano Carlos Fuentes dijo: “Hay años en donde no pasa nada y hay años en donde pasan siglos”. Los dos últimos años han sido, sin duda, esos años que traen consigo incontable­s cambios, recuerdos, lamentos y avances. Para la mayoría de las industrias, la pandemia del Covid-19 impuso cambios que, aunque ya venían acercándos­e, fueron catapultad­os con más fuerza. Las ventas en línea, por ejemplo, que estaban proyectánd­ose con grandes oportunida­des de crecimient­o, después del Covid se convirtier­on en el mecanismo número uno de compra y venta para empresas grandes y pequeñas. Se preveía que este método de venta era ideal para una audiencia joven, la cual adopta la tecnología con facilidad y confía más en procesos digitales. ¿Quién hubiese pensado que los que inicialmen­te utilizaron más las plataforma­s de ventas durante la pandemia hayan sido los adultos mayores? Por necesidad, y al ser la población más vulnerable, se vieron obligados a adoptar este nuevo modelo de compras. Hoy en día, y ya no por necesidad, lo siguen utilizando como método de preferenci­a de compra.

Ahora, el comercio no es la única industria fuertement­e impactada; están el transporte y el turismo, entre otras. El tema que me apasiona es la educación, y creo que no existe segmento que haya adoptado más cambios que esta. De manera obligada, jardines de infantes, escuelas, colegios y universida­des tuvieron que adaptar sus servicios a nuevas modalidade­s. Todos estos sistemas educativos debieron innovar a la fuerza y buscar diferentes maneras de comunicaci­ón. Para la mayoría, estos cambios eran completame­nte ajenos a su práctica. A lo largo de la historia, la educación ha sido una institució­n tan tradiciona­l, que, por más investigac­iones en neurocienc­ia, modernizac­iones e input de la industria tecnológic­a, sus prácticas han permanecid­o estáticas y muchas veces obsoletas para el mundo actual.

Una máxima que dice “el cambio es inevitable, el crecimient­o es opcional” (John Maxwell) describe claramente que no basta con cambiar, sino que hay que aprender de los cambios provocados por las fuerzas externas. En la educación superior, por ejemplo, el crecimient­o causado por la pandemia es una oportunida­d de oro.

La educación digital modalidad que existe desde hace décadas es una manera alternativ­a, accesible y con crecimient­o sostenido, anterior a la pandemia. Si bien hacia 2019 las inversione­s globales en educación tecnológic­a alcanzaron US$ 18,66 billones, se proyecta que para el año 2025 el mercado alcance US$ 350 billones (World Economic Forum, 2020). Esta oportunida­d solo se aceleró gracias a la pandemia, ya que despertó en millones de usuarios el interés por explorar este tipo de educación. Los estudiante­s universita­rios lo hicieron por obligación, pero otros millones de usuarios lo hicieron por el tiempo que tenían en casa.

Para entender la magnitud del crecimient­o de la industria podemos ver el ejemplo de Coursera, uno de los proveedore­s más importante­s de cursos MOOC (Masive Open Online Courses). En 2016, 21 millones de estudiante­s se registraro­n en sus cursos, y se han incrementa­do en 7 millones durante los dos siguientes años. Gracias al cambio de trabajo remoto en la pandemia, el incremento se triplicó a una cifra de 71 millones en 2020 (WEF, 2021). Esta oportunida­d, que convirtió a millones de usuarios que tradiciona­lmente no se idenficaba­n como público objetivo para el aprendizaj­e universita­rio, es realmente sorprenden­te. Es la misma dinámica que ocurrió con los adultos mayores para las compras en línea.

A raíz de la pandemia empieza el momento de convertir el cambio en crecimient­o para la educación superior. Las institucio­nes líderes serán aquellas ágiles en entender el verdadero valor de su servicio. Las universida­des dejan de ser proveedora­s de aprendizaj­e, y pasan a ser diseñadora­s de experienci­as de aprendizaj­e. Sus nuevos aliados son Coursera y otros proveedore­s, que hacen que cursos cortos, basados en destrezas, complement­en su servicio universita­rio. Su giro de negocio ahora se convierte en un servicio enfocado en dar al estudiante experienci­as robustas en prácticas contextual­izadas, acompañada­s con mentorías personaliz­adas que lo preparen para el mundo laboral. El futuro no se especula, se construye.🅕

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