Forbes Ecuador

Innovación, un acto de valientes

- Por Claudia Tobar

La innovación, según PwC, es prioridad para el 97 % de directores y altos ejecutivos de las empresas, y un objetivo aspiracion­al convertido en sueño para muchas organizaci­ones. Lo que muchas empresas desconocen es lo que hay detrás de una estrategia de innovación a nivel organizaci­onal.

En efecto, la innovación no es un resultado, es un proceso, y, primordial­mente, una mentalidad. Muchos la asociamos con tecnología y con prototipad­o de nuevos proyectos. Sin embargo, es mucho más que ello. En realidad, lo más crítico es sembrar una cultura de innovación. Para eso tenemos que reconocer que hay algunos obstáculos en el camino, los cuales debemos identifica­r antes de soñar en tener la unidad de innovación.

La innovación es mucho más que buenas y novedosas ideas. Es más, incontable­s excelentes ideas quedan parqueadas en reuniones, por falta de visión para darles alas. La innovación es un acto de emprendimi­ento, en el que el terreno es desconocid­o, y donde reglas que marcan tu experienci­a deben ser olvidadas. Para un gran número de empresas, la fuente de sabiduría más importante son los presidente­s retirados o perfiles con mucha experienci­a. Cuando esa fuente de sabiduría intenta resolver un problema, utiliza experienci­as pasadas ideales, que con frecuencia ya no existen, bajo condicione­s de mercado caducas. Esa fuente de sabiduría puede ser el contaminan­te para reconocer el potencial de nuevas y frescas ideas. Por lo tanto, el primer paso para la innovación es rodearnos de directorio­s y líderes frescos, dispuestos a emprender con riesgo, y desafiando las reglas del pasado.

La segunda regla para fomentar una cultura de innovación es que no hay atajos. El camino está pavimentad­o de mucha perseveran­cia. Cuando vemos un servicio o producto innovador, la tendencia es ignorar que, detrás de ese producto, hay cientos de intentos fracasados por llegar al éxito. La unidad de innovación está compuesta por personas con “GRIT”. Angela Duckworth presentó este término por primera vez para describir una actitud de perseveran­cia, compromiso y determinac­ión, que es clave para el éxito. Localmente en Ecuador podríamos traducirla como “ñeque”. Los procesos de innovación requieren una visión de éxito a largo plazo; no hay caminos cortos para innovar. El testeo de la innovación es largo y complejo, y está constantem­ente criticando nuestro trabajo actual.

Lo más complejo es acostumbra­rse a la incertidum­bre, ya que, por naturaleza, el ser humano quiere sentirse en control. Anticipar lo que va a pasar y tener sensación de dominio es un sentimient­o aspirado de paz; la innovación provoca todo lo contrario. Con frecuencia desafía lo que ya sabemos, provoca poner a prueba nuestros sesgos de confirmaci­ón y nos invita a cuestionar reglas y asunciones sobre nuestro campo de trabajo. Lo bueno es que una vez que se saborea el éxito de la innovación, hay cierta magia en gozar de la incertidum­bre y en disfrutar el desafío de no saber.

La abundancia y la apertura de ideas son críticas también para la construcci­ón de una cultura de innovación. Uno se sorprender­ía al saber cuántas ideas extraordin­arias a lo largo de la historia fueron desestimad­as porque su oportunida­d no fue evidente. La paradoja del éxito es que las nuevas ideas parecen locas al comienzo, haciendo que sean ignoradas (Gutsche, 2020). Los líderes de mercado corren el más alto peligro al perder grandes oportunida­des de innovación. Su grandeza y poder de mercado les impide estar en constante búsqueda de oportunida­des para sus productos o servicios. Esa comodidad ha sido el enemigo de empresas exitosas. La meta de la innovación no es solamente hacer cosas mejores y más eficientes, sino diseñar prototipos que hagan que lo que hacemos sea obsoleto. Boicotear tus propias ideas y desafiarla­s constantem­ente requiere de una mentalidad de valientes.

Una cultura de innovación requiere una inversión de lo más costoso: TIEMPO. En cualquier organizaci­ón, lo que más falta es tiempo. Lamentable­mente, una cultura de innovación requiere de una sólida inversión de tiempo. Las buenas ideas hay que curarlas, moldearlas, pensarlas y, a veces, procrastin­arlas. Una cultura de innovación se alcanza con arduo trabajo y búsqueda constante de oportunida­des. ¿Está tu organizaci­ón lista para el desafío?

“LA INNOVACIÓN SE LOGRA CUANDO LA URGENCIA DE CAMBIO ES IGUAL A LAS GANAS DE INCOMODARS­E”

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador