EL CACHORRO DE WALL STREET
“MI PASIÓN POR LAS INVERSIONES Y MI INTERÉS POR EL MANEJO DEL PATRIMONIO Y LA RIQUEZA ME EMPUJARON A CONOCER GENTE BRILLANTE”.
Luis Felipe Jarrín es un quiteño que, a sus cortos 27 años, pinta para futuro (algún día) ministro de Economía y Finanzas del Ecuador. Al menos ese es su plan. Y se está entrenando. Ha trabajado en proyectos para la NASA, en U.S. Bank y, desde mayo de 2021, forma parte de la banca de inversión Goldman Sachs. Vive y trabaja en Orange County, California.
“Esta parte de mi vida, este pequeño momento de mi vida, lo llamo felicidad”. El día que Goldman Sachs le dijo que sí, Luis Felipe Jarrín se sintió como Will Smith en la película En busca de la felicidad. Literalmente. En enero de 2021, mientras trabajaba en U.S. Bank y estaba a escasos tres meses de terminar sus estudios universitarios en Negocios con una especialización en Marketing y un minor en Finanzas, en California State University-Pomona, agarró fuerza de carácter y se lanzó a aplicar a una posición en la banca de inversión Goldman Sachs. No sabía si su desenfadada apuesta tendría el resultado que tanto anhelaba, solo estaba lleno de ilusión. Pero al cabo de varios días recibió, entre feliz y nervioso, la noticia de que participaría en un proceso de posible reclutamiento. Ya era algo…
“Ahí comenzó esta segunda etapa de mi vida. Mi pasión por las inversiones y mi interés por el manejo del patrimonio y la riqueza me empujaban a un deseo de conocer y exponerme a gente brillante, a personas que han sido las mejores en este campo. Por eso puse mi aplicación en Goldman Sachs. Atravesé una ronda de entrevistas. Fue una experiencia superchévere, para mí fueron conversaciones normales, naturales, hablamos de banca, inflación, etc. Al final de todo este proceso, me llamaron a ofrecer una posición como analista financiero del Departamento de Banca de Riqueza y Gestión de Patrimonio”.
Ahora bien, que haya tenido el OK no significaba que ya estaba adentro. Antes, debía obtener un par de licencias que la posición requería: la de broker y la de Investment Advice Representing. El reto era consigo mismo, afrontar los nervios que le generaba. El primer paso fue aprobar un examen básico. Nervioso y todo, confiaba en su capacidad, lo cual se vio reflejado en la aprobación, lo que le dio el aplomo para ir por las licencias. “Disponía de alrededor de tres meses para dar esos dos exámenes. No tuve vida, me levantaba a las 07:00 y me acostaba a las 22:00, estudiando todo el tiempo. El esfuerzo valió la pena, aprobé y obtuve las licencias. Literalmente, me sentía como Will Smith, no creía en nadie, porque es un reto inmenso. Entrar a una organización de estas características es algo intimidante, te rodeas con gente muy preparada e inteligente y tienes que estar a la par con eso”.
Se graduó de la universidad, renunció al U.S. Bank y un mes después empezó en Goldman Sachs. Actualmente, es parte del equipo que maneja y gestiona patrimonio en diferentes marcos técnicos y temas. Por ejemplo, en materia de inversión, realiza el análisis y aconseja a las personas sobre cómo invertir, dónde colocar su dinero, tomando en cuenta los impuestos y la planificación del destino del patrimonio tanto para su retiro como para lo que correspon