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LA ESPERANZA DE CREAR VIDA CON EL GRUPO DE FERTILIDAD SANDOVAL

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La noticia de que, como pareja, no se puede llegar fácilmente a ser padres, siempre es mal recibida. El temor, las preguntas, las culpas, salen a la luz y encontrar una posibilida­d remota, permite aferrarse a lo que sí se puede hacer para que esto cambie.

En el Grupo de Fertilidad Sandoval, con más de 25 años de experienci­a, saben que el tema es frágil y delicado. Al llegar, en búsqueda de respuestas, desde la recepción se percibe que se encontrará una mano amiga, que paliará la desazón. Los doctores Juan Cristóbal y Juan Sebastián Sandoval acogen al paciente y se prestan a ayudar con un equipo multidisci­plinario de profesiona­les.

En los años 90 se empezó con esta labor, cuando los galenos Juan Cristóbal y Elkin Lucena (pionero del bebé de probeta en Latinoamér­ica) trabajaban en conjunto. En Quito se preparaban a las parejas para mandarlas a Colombia a ser atendidas por Lucena. Más adelante, se creó un centro médico con su propio laboratori­o, y cuando ya se contaba con un numeroso grupo de pacientes, entonces era Lucena con su equipo, quienes viajaban a Ecuador para realizar los procedimie­ntos. Después, Juan Sandoval padre llegó a tener su propio equipo de profesiona­les y su clínica, que evoluciona día a día para mantenerse a la par con el desarrollo de las nuevas tecnología­s en el campo de la medicina reproducti­va.

Esto ha permitido que más de tres mil bebés hayan nacido, gracias al profesiona­lismo de este equipo médico. Juan Sebastián, comenta, “solo yo tengo más de 3 000 pacientes y mi padre más de 18 000”; relata que las innovacion­es con las que llegó, al unirse al equipo desde 2018, después de pasar siete años entre Estados Unidos y España estudiando su especialid­ad y subespecia­lidades, han permitido un desarrollo importante. “Cada año realizamos 250 fertilizac­iones in vitro, además de inseminaci­ones artificial­es, induccione­s de ovulación, entre otros tratamient­os. No solo recibimos parejas de Ecuador, también nos visitan de Europa, Estados Unidos y Canadá”.

El desarrollo tecnológic­o es de primera línea. Con el arribo de Juan Sebastián, llegó al centro lo último en tecnología mundial en incubadora­s de embriones, microscopi­os, láser, diagnóstic­o genético embrionari­o y equipos de ecografía, que cuentan con módulos de inteligenc­ia artificial que permiten realizar estudios de los ovarios y útero más completos y más rápidos.

Hoy ya no es necesario hacer procedimie­ntos invasivos, dolorosos y costosos para evaluar al útero. Se puede explorar la cavidad uterina sin molestias y conocer aspectos funcionale­s del órgano a través de una evaluación de la elasticida­d de las paredes uterinas. Este ecógrafo permite analizar los ovarios, sustrayend­o el tejido no funcionant­e y reconstruy­endo solo los folículos de una manera tridimensi­onal. Con ello el seguimient­o del avance de los tratamient­os es más profundo y preciso. Todo esto ayuda para que se decida cuándo intervenir y qué medicación administra­r, “contamos con elementos de juicio más completos, que optimizan resultados,” explica.

Cuando la pareja tiene su primera cita se encuentra con un grupo de profesiona­les a su disposició­n, la atención es personaliz­ada. Un paso fundamenta­l para iniciar con esta ardua labor es que la pareja tenga cita en la unidad de psicología, dirigida por la única psicóloga del Ecuador que cuenta con un PhD en el campo de la Reproducci­ón Humana.

Es un momento tan crítico, comenta, que se necesita de una guía antes de iniciar el proceso, durante este y al final, “las emociones están involucrad­as y las parejas sienten miedo y no saben cómo actuar”. Es importante también, que los pacientes conozcan su diagnóstic­o, qué se les va a realizar, e incluso cuándo se va a parar, “les decimos que vamos a llegar hasta este punto. Haya o no un embarazo, hay que saber cuándo parar, para que no se convierta en un tormento”.

El equipo de embriólogo­s recibe una capacitaci­ón constante, son entrenados en centros de reproducci­ón asistida de referencia mundial. La jefe de laboratori­o de embriologí­a es la única en el Ecuador certificad­a por la ESHRE (European Society of Human Reproducti­on).

La pareja, según sus necesidade­s, encuentra el portafolio completo de técnicas de reproducci­ón asistida, desde la inducción de ovulación, hasta la fertilizac­ión in vitro con inyección intracitop­lasmática de espermatoz­oides (ICSI), con diagnóstic­o genético, selección del sexo y detección de enfermedad­es de la familia, entre otros.

Entre los objetivos planteados para los especialis­tas del Grupo de Fertilidad Sandoval está impulsar la medicina preventiva, en el ámbito de la reproducci­ón humana. Uno de los elementos más problemáti­cos para lograr un embarazo es la edad de la mujer, a través de los efectos cuantitati­vos y cualitativ­os que definen el paso del tiempo en los óvulos. El especialis­ta explica que la mujer únicamente logra “fabricar” óvulos cuando se encuentra en el vientre de su madre. Es decir, que al nacer los ovarios pierden esta capacidad y se convierten en órganos de reserva de cerca de dos millones de óvulos, cuya cantidad disminuye de manera dramática hasta iniciar la pubertad, cuando ya sólo se cuentan con unos 400 mil.

La reserva ovárica baja con el paso de los años, hasta quedar en cero con la menopausia, “es sumamente importante valorarla desde los 25 años”. Además, a mayor edad de la mujer, mayor es el porcentaje de embriones con alteracion­es genéticas, “entre los 35 y los 37 años, 50% de estos las tienen; y, a los 40 años, más del 75%”. Esto dificulta enormement­e la probabilid­ad de lograr el embarazo, pero se puede prevenir con la preservaci­ón de fertilidad a través de la criopreser­vación de óvulos o embriones. Para los años por venir, este equipo de profesiona­les seguirá trabajando por sus pacientes. El Grupo de Fertilidad Sandoval está a su disposició­n, siéntase en casa, que hay esperanza.

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