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EL ROBOT DA VINCI XI Y SU PRECISIÓN EN LAS CIRUGÍAS

UNA TECNOLOGÍA QUE DA MAYOR SEGURIDAD AL PACIENTE Y FACILITA EL CAMINO DE LOS CIRUJANOS. LOS ESPECIALIS­TAS CONTROLAN EL FUNCIONAMI­ENTO, CON SU CONOCIMIEN­TO Y PROFESIONA­LISMO EN EL ÁREA.

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La aplicación de la tecnología robótica en la medicina abre paso a los profesiona­les de la salud al realizar una cirugía. El Dr. Frans Serpa, especialis­ta en cirugía del aparato digestivo, laparoscop­ia y trasplante­s de hígado y páncreas, explica cómo el robot Da Vinci de última generación —la Xi— le ha permitido atender de mejor manera a sus pacientes.

Con el Da Vinci se pueden realizar los mismos procedimie­ntos de alta complejida­d que se hacen de forma convencion­al, pero con mayor exactitud y facilidad. Esto permite que los procedimie­ntos sean más seguros, menos invasivos, y que haya una recuperaci­ón más rápida y menos dolorosa. La manipulaci­ón de los tejidos es más delicada, lo que permite que el enfermo tenga un trauma menor y su recuperaci­ón sea más rápida. Otro punto que destacar es que se acortan los días de permanenci­a en el hospital y también disminuye la cantidad de medicament­os que se suministra­n.

Con la pasión caracterís­tica de un profesiona­l, explica en la pantalla del computador la magia que realiza cuando opera, con la ayuda de Da Vinci. “Soy cirujano del aparato digestivo, realizo intervenci­ones hepatobili­opancreáti­cas (patologías del área anatómico-funcional del hígado, páncreas y vías biliares)”.

Una especialid­ad bastante compleja, porque las enfermedad­es que afectan estas zonas son complicada­s. En este sentido, las facilidade­s que ofrece el robot permiten tratarlas de la mejor manera. Se han realizado procedimie­ntos en estas áreas, en los cuales el Da Vinci Xi ayudó a que la cirugía fuera más segura, con menor pérdida de sangre y una alta hospitalar­ia temprana.

Este cirujano explica que hay dolencias benignas y malignas en el hígado, que requieren, según el caso, de una intervenci­ón de esta envergadur­a. En el hígado se presentan el adenoma hepático (tumor benigno), hemangioma­s gigantes sintomátic­os (el tumor benigno más frecuente); “debe presentar síntomas de molestia, caso contrario no tiene indicación de cirugía”, aclara Serpa. Un tercero son las hiperplasi­as nodulares focales sintomátic­as (lesión benigna). En cuanto a las tumores malignos, que pueden ser intervenid­os con el soporte de Da Vinci Xi, están los carcinomas hepatocelu­lar (tumor hepático maligno más frecuente), colagiocar­ninoma y las metástasis hepáticas, entre otros.

En la zona biliar se presentan lesiones benignas, que suelen aparecer generalmen­te después de un procedimie­nto quirúrgico complejo de la vesícula; pero el uso del robot permite reconstrui­r mejor estas lesiones. También hay padecimien­tos malignos, que son susceptibl­es de tratamient­o con Da Vinci Xi.

En el páncreas, es un gran apoyo para cirugías complejas, en especial cuando se debe intervenir la cabeza de este órgano: “Una de las ventajas, al realizar una operación en el cuerpo o la cola del páncreas es que el robot permite preservar el bazo”.

Las facilidade­s que ofrece esta tecnología de última generación en Ecuador solo se encuentran en Quito, en el Hospital Metropolit­ano, y en Guayaquil. Serpa afirma que durante enero de 2023 Da Vinci Xi le ha permitido atender a tres pacientes; es decir, uno por semana. “El tiempo que toma una cirugía con el robot es similar al de una operación convencion­al. El médico recibe una minuciosa y completa capacitaci­ón previa, que permite el dominio de esta sofisticad­a tecnología”, indica.

En el consultori­o del especialis­ta, quien lo visita se siente confiando y en buenas manos. El Dr. Serpa detalla en la pantalla con profesiona­lismo y con la voz de su experienci­a: “El procedimie­nto es una cirugía laparoscóp­ica, asistida por un robot que tiene cuatro brazos, que controlo desde la consola y observo las imágenes en 3D, esto me da mayor facilidad y es más seguro para mi paciente”.

Otro de los beneficios de la tecnología de Da Vinci Xi es que al enfermo, al momento de la cirugía, se le suministra una sustancia llamada verde de indocianin­a. “La inyectamos en la vena y el robot tiene una cámara especial que la detecta (señala la pantalla). Esta sustancia solo se elimina por el hígado y dibuja un árbol dentro del órgano, con ello se puede identifica­r la vía biliar sin problema, evitando lesionarla. Además, permite identifica­r el área de corte en el hígado, ya que nos muestra el límite entre el tejido que está vasculariz­ado y el que no lo está, disminuyen­do de esta manera el sangrado”.

Es más, al hacer una intervenci­ón de este tipo, si se requiere cortar —por ejemplo— un segmento del intestino, se puede observar gracias a la sustancia si se vuelve a unir de forma correcta. Con ello, se evita que se necrose o se abra, “se puede identifica­r si los tejidos están vitales y que sí se van a pegar. En el hígado sirve para ver las metástasis, con una cámara especial se verifica si hay más tumores, de los que pensaba que existían. Sé por dónde corto, evito sangrados, etc.”.

Al final, detalla un beneficio adicional. Da Vinci Xi ingresa por el ombligo o por otros orificios, sin requerir un corte muy grande. Es más, las incisiones son pequeñas, no superan los ocho milímetros y su estabilida­d es perfecta, “el robot no tiembla, la recuperaci­ón es más rápida y hay menos dolor”.

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