El artista
La estética era otra impronta de Santiago Gangotena. Eso se notaba en sus ideas para la universidad, en su vestuario y en su estilo de vida en general. Dibujante, diseñador, siempre interesado en la arquitectura, también tenía un lado provocador y curiosidad para saber lo que pensaban los demás.
FV: “Tuvo la valentía y la sensibilidad de comprender el arte y aplicarlo. Siempre tenía un sentido estético en todo lo que hacía, al vestir, al crear espacios. Él era una mezcla de estilos, de culturas, de puntos de vista y eso era lo enriquecedor. En el arte no hay cómo negar nada y si uno no lo comprende no significa que se podía negar”.
BH: “Yo tomé talleres de pintura y el teatro era algo importante, había siempre obras estrenándose. Siempre con ideas locas, como la de colocar una representación del Partenón encima de un edificio del campus, por suerte ya no está allí. La música era importante y abrió la carrera. Su arte estaba en la gastronomía, la cocina de la USFQ lleva su firma. La calidad y la estética siempre fueron parte de él. Ahora el reto es mantener el estilo que creó”.
SJG: “Fue más artista que físico. Pintaba con la técnica turca ebru, hizo exposiciones y alguna vez reprodujo un cuadro de Van Gogh. Le gustaba mucho el estilo de Jackson Pollock. Ya con la universidad dejó de pintar, pero diseñó una de las casas en las que vivió; también aportó en el diseño de la USFQ. Siempre dibujaba, garabateaba, creó el dragón de la USFQ, el diablito del Colegio Americano. Era vanidoso y le encantaba la ropa”.
MK: “Santiago siempre estaba elegante, era como un modelo, siempre a la moda. Disfrutaba lucir desde chaquetas arrugadas, hasta zapatos y otros accesorios”.
CM: “Le encantaba tratarse bien, viajar bien”.
WF: “Era un provocador y tenía mucha curiosidad de entender a los demás, a los que pensaban diferente. Esa era parte de la sensación de libertad que tuvo Santiago. Tenía la capacidad de combinar diferentes dimensiones, no era rígido y eso rompía esquemas de las demás personas”.
VV: “Teníamos visiones distintas sobre cómo materializar una obra, no en cómo concebirla. Santiago tenía herramientas más adecuadas para lograr lo que se había concebido, herramientas distintas a las de los arquitectos de la facultad. En ese ‘forcejeo’ logró una arquitectura más eficaz para lo que lo quería lograr. Había diferencias en los detalles, en el ornamento, pero a la final se generó la imagen de una universidad donde prima la educación y la belleza más allá de lo estético. Con esa manera de materializar ideas se crearon símbolos arquitectónicos que identifican a la USFQ. Cada símbolo tiene un significado gracias a Santiago. Y todo ha perdurado”.