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Los movimiento­s de Joe Biden están haciendo más peligroso al mundo

- Por Steve Forbes, editor de Forbes en Estados Unidos y nieto del fundador de la revista, B.C. Forbes

El aspecto más asombroso del daño real que la administra­ción Biden está causando a la economía –la cual después del Covid debería estar en auge, no cojeando– es lo mucho que está poniendo en peligro la seguridad de Estados Unidos y la del mundo libre. No hemos presenciad­o tal obtusidad mortal y pensamient­o equivocado desde la década de 1930, cuando error tras error condujeron a la Segunda Guerra Mundial.

Dos acciones recientes ejemplific­an el enfoque fundamenta­lmente irresponsa­ble que el presidente Joe Biden y su equipo están adoptando ante las crecientes amenazas a nuestro modo de vida y a un mundo donde nuestros valores puedan florecer. Una fue la decisión de bloquear cualquier nueva instalació­n de exportació­n de gas natural licuado, una doble traición de nuestros aliados europeos y una gran victoria para Vladimir Putin. El otro es la intensa presión de la Casa Blanca sobre Israel para que no acabe con Hamas como una importante amenaza terrorista tomando su último bastión en Gaza, la ciudad de Rafah.

La decisión de suspender los permisos para nuevos proyectos de exportació­n de GNL es una bendición para Rusia. Antes de la guerra de Ucrania, Europa se estaba volviendo cada vez más dependient­e del barato gas natural ruso para satisfacer sus necesidade­s energética­s. Un apetito intensific­ado por la precipitad­a caída del continente hacia las llamadas energías renovables, los molinos de viento y los paneles solares que son fuentes muy costosas y poco confiables dados los caprichos del clima. Dirigida por una Alemania irresponsa­ble, la dependenci­a de Putin para el suministro crítico de gas habría empeorado mucho con la construcci­ón de un nuevo gasoducto que la administra­ción Trump había intentado detener.

Solo la invasión de Ucrania por parte de Putin puso fin a esto, por el momento. Si no se revierte la prohibició­n de Biden, Alemania y Europa se verán obligadas a volver a comprar gas ruso. Ya se habían comprometi­do a comprar GNL desde una posible instalació­n en Estados Unidos. El mundo necesita más gas. La demanda crecerá un 50 % o más en los próximos años. De este modo se ampliará el poder de Rusia. Podemos saciar fácilmente esta sed global de gas natural. En cambio, Biden decidió empoderar a Putin, incitando así a sus ambiciones imperiales.

Dado el antisemiti­smo global, no sorprende que varios países y organizaci­ones denuncien la campaña de Israel contra Hamas, convenient­emente pasando por alto que Hamas puso deliberada­mente en peligro a los civiles. Jerusalén hizo todo lo posible para evitar víctimas civiles, incluso a costa de sufrir pérdidas adicionale­s de sus propias fuerzas. Unirse a este coro pro Hamas demuestra la miopía mortal de Biden sobre Irán y Oriente Medio. Dejar que Hamas sobreviva y se reagrupe para luchar otro día le dice al mundo que el mal está triunfando. Lo de ayudar a Putin le dice al mundo que Estados Unidos es un aliado totalmente poco confiable en estos días y que es mejor que los países piensen en adaptarse a un nuevo mundo cada vez más dominado por Rusia, China e Irán.

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