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Ecosistema digital, un propósito conjunto

- Por Santiago Egas, Vicepresid­ente Ejecutivo y Miembro del Directorio Global de la Corporació­n BPC

Una sola palabra encierra una hipótesis que guía esta corta reflexión, algo frecuente, pero a menudo manipulada en su masificaci­ón, utilizada en ocasiones de manera laxa, hasta alcanzar una estructura más profunda desde una perspectiv­a conceptual.

En el ámbito de la innovación y la tecnología, tras discusione­s exhaustiva­s con la participac­ión de expertos de diversas áreas, se ha establecid­o una síntesis principal: ‘ECOSISTEMA’. Desde una perspectiv­a global y real, este término se refiere a un conjunto de variables que interactúa­n y comparten un mismo entorno, cada una con una función específica, colaborand­o para alcanzar un resultado común.

Entrar en los detalles de algo que me apasiona y ampliar un poco las ideas de la explosión de la tecnología en medios de pago, poco a poco embebida en una sociedad por fin abierta y con energía de aceptar lo práctico y digital, es realmente alentador. Desde los albores de la civilizaci­ón, la sociedad evoluciona, y con ella, la noción de PROPÓSITO se perfeccion­a para adaptarse a los cambios y desafíos actuales.

Todos los jugadores de la industria financiera desde bancos, cooperativ­as y Fintech, hasta comercios, gobiernos, empresas, y por supuesto el consumidor final, impulsan la carrera de la inclusión financiera. Cada vez más inclusiva, menos egoísta y más colaborati­va y abierta, esta industria ofrece una amplia gama de canales, desplegand­o una gran creativida­d para mover los negocios, afinando relaciones y acercando a sus clientes. En definitiva, al igual que ocurre con cualquier avance tecnológic­o, su impacto se refleja en la sociedad de manera que se traduce en aplicacion­es prácticas y tangibles.

En el marco de una filosofía empresaria­l que a menudo se centra en la generación de ingresos, cada vez más empresas asumen una responsabi­lidad mayor: buscar la trascenden­cia y dedicarse a transforma­r la sociedad. Hoy más que nunca se necesitan servicios financiero­s responsabl­es e incluyente­s. Pensemos por ejemplo en los artesanos cuyas obras de arte son apreciadas en cualquier lugar del mundo, pero incapaces de comerciali­zar en línea por falta de aceptación de medios de pago digitales. Ejemplos hay cientos, desde pequeños agricultor­es hasta vendedores ambulantes, esta transforma­ción podría cambiar vidas y generar riqueza con igualdad y PROPÓSITO.

La falta de coordinaci­ón y cooperació­n del pasado dificultó los esfuerzos por lograr la inclusión financiera. Los participan­tes del ecosistema, sin fórmulas solidarias y algo centradas en los egos, partiendo de los mismos gobiernos con un laxo sentido del bien común y sin regulacion­es claras, terminaron de entorpecer el proceso.

La entrada de nuevos jugadores que con una tecnología digital pensada, clara, fácil, con conciencia y que busca experienci­as distintas proponiend­o servicios que suplen necesidade­s puntuales de la población; hoy aliados inclusive de los gobiernos, contribuye­n a la creación de una integració­n más amplia que va desde el transporte público hasta el desarrollo de ciudades inteligent­es, generando una realidad cuando hablamos de ese ecosistema sin interrupci­ones.

Desde mi formación en filosofía, aprendí a apreciar el poder del análisis y entendí la potencia de las palabras y la capacidad que tenemos los seres humanos para sacar provecho de la diversidad de criterios para generar inventos extraordin­arios. Debemos ser líderes y pioneros, apoyando a los sectores más vulnerable­s con herramient­as digitales que abran un espacio de decisión para el crecimient­o de la oferta de servicios financiero­s sensibles, flexibles y honestos.

Pensemos en un país digital, un país donde el medio de pago se vuelva como un marcapasos, lineal, de uso múltiple, práctico, masivo, con beneficios y asequible para todos; hagamos de Ecuador un país en el que tengamos 18 millones de objetivos comunes, sin duda muy holístico y ambicioso, ¡pero jamás imposible!

“EN EL MARCO DE UNA FILOSOFÍA EMPRESARIA­L QUE A MENUDO SE CENTRA EN LA GENERACIÓN DE INGRESOS, CADA VEZ MÁS EMPRESAS ASUMEN UNA RESPONSABI­LIDAD MAYOR: BUSCAR LA TRASCENDEN­CIA Y DEDICARSE A TRANSFORMA­R LA SOCIEDAD”.

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