Pedalea por la ciudad para vender pan y bizcochos
En la mañana y al mediodía realiza el recorrido para entregar sus productos a las tiendas o viviendas.
Una pequeña bicicleta es el medio de transporte para que doña Carmita Cifuentes, una ibarreña de 77 años recorra la ciudad para vender pan y bizcochos que elabora en la panadería que su difunto esposo le dejó hace más de 12 años.
Una pequeña bicicleta es el medio de transporte para que doña Carmita Cifuentes, una ibarreña de 77 años, recorra la ciudad para vender pan y bizcochos que elabora en la panadería que su difunto esposo le dejó hace más de 12 años. Demostrando que la edad no es un limitante para trabajar de manera honesta y salir adelante para subsistir. Carmita aprendió a manejar bicicleta gracias a su difunto esposo. Aún recuerda cómo hace 40 años, él la llevaba a Yahuarcocha para que practicara. “Como vi que necesitaba manejar, tuve que aprender, porque a pie es complicado”, expone.
Trabajo en bicicleta
El olor a pan y bizcocho recién salido del horno, es lo que atrae a ciertas personas que transitan por la calle Mosquera Narváez (sector del Consejo de la Judicatura), a la modesta panadería de Carmita para hacerle el gasto, hasta antes que salga a hacer su recorrido habitual para la venta de su producto en varias tiendas y casas de la ciudad de Ibarra, en su bicicleta.
Desde las cuatro de la mañana y en algunas ocasiones a las 03:00, Carmita empieza con la elaboración de los panes y bizcochos; la mayoría de veces recibe la ayuda de su hijo. Harina, huevos, levadura en polvo… son algunos de los ingredientes que utiliza para dar forma a sus productos, posterior son metidos al horno.
Cuando están listos, Carmita se quita el delantal y se alista para salir a vender los panes y bizcochos a sus fieles clientes, que a lo largo de 25 años ha logrado obtenerlos gracias al carisma y alegría que emana; además de la fuerza de voluntad que transmite día a día en recorrer las calles de la ciudad en su fiel compañera (bicicleta) para que su producto llegue a los hogares de los ibarreños; a pesar de que se expone al peligro que existe en las vías.
En todo este tiempo, Carmita ha sufrido varias caídas, peleas con conductores; incluso ha sufrido robos. Comenta que hasta el momento cuatro bicicletas le han robado, pero que esto no ha sido impedimento para seguir trabajando a pesar de no contar con su herramienta de trabajo.
Hubo un tiempo en que Carmita tuvo que vender los panes y bizcochos a pie, ya que no tenía plata para comprar una bicicleta de segunda mano. Existieron manos caritativas que le donaron una con la cual pudo retomar su rutina, pero al ser ésta muy pesada complicó a Carmita poder sacar y meterla en la casa, lo que le obligó a comprarse una con lo poco que tenía ahorrado.
Recorrido
Ahora tiene una pequeña bicicleta color negro, aunque un poco desgastada, pero le sirve para poder movilizarse y realizar sus entregas. Carmita indica que ésta bicicleta la cuida como a su propia vida, ya que es la que le acompaña todas las mañanas en su labor.
Sale a las 10:00 con rumbo al parque de La Merced, sube a San Agustín, baja al sector de la cárcel en donde entrega a las tiendas el bizcocho. Nuevamente regresa a su casa para colocar más bizcochos en las canastas, y ser entregados en Santo Domingo, al barrio Obrero, por la Av. Eloy Alfaro. Hay veces que Carmita va hasta tras del Supermaxi a dejar el bizcocho, e incluso a San Antonio de Ibarra, pero a este lugar si va en moto con su hijo.
Comenta que hasta que tenga fuerzas y esté en capacidad de movilizarse seguirá trabajando. “Quien monta bicicleta con 77 años, pero debemos esforzarnos para poder trabajar, tenemos que seguir adelante”, dice con una sonrisa en su rostro.
Carmita no cuenta con otra fuente de ingresos, ni mucho menos con el Bono de Desarrollo Humano. Hace años si recibía el bono pero de repente dejaron de darle, lo que le preocupa cuando ya no pueda hacer los bizcochos y salir a venderlos cómo obtendrá dinero para poder comer.
“Dicen que el presidente ya no da bonos, pero más que sea alguito deberían ayudar. Si algo me pasa por ejemplo un accidente no tendría ni para irme al hospital”, concluye.