Una sonrisa es mejor
¿Cuántas personas nos hemos sentimos tentados a desatar toda nuestra furia ante situaciones desagradables en que por la mínima causa queremos mostrar nuestros fruncidos ceños y expresar nuestras selectas frases con un florido vocabulario para reafirmar el orgullo y la posición dominante frente a los demás?
En turismo, la habilidad más preciada es saber sonreír; aquella capacidad innata o adquirida de quienes nos involucramos en el mundo de los servicios turísticos para convertirnos en anfitriones número uno del destino visitado. La habilidad de sonreír es mucho más importante en un trabajador del sector del turismo, que dominar idiomas, saber de las últimas tendencias tecnológicas o tener una espectacular fluidez de palabra; es saber reaccionar con una actitud siempre positiva y con la mejor sonrisa ante cualquier situación desagradable o exigencia inquietante que se presente por parte de los viajeros; y no se trata de una mera expresión facial, sino de la habilidad de mirar las cosas desde la mejor perspectiva, que derive desde una convicción innata de quien la refleja, como factor que delata personalidades especiales cuyo corazón y pensamiento son sanos, que logran transmitir las buenas vibras a todos quienes les rodean.
Aquella persona que tenga el don de la paciencia, tolerancia y positivismo tendrá el mayor éxito en el mundo de los negocios del turismo, porque se trata de la prestación de “servicios” en el que es imperante la habilidad de saber brindar un servicio de calidad, con calidez y amabilidad, a partir de la convicción personal de saber “ser servicial”, sin confundir con “ser servil”.
Sonreír a cada momento y mirarle siempre el lado bueno de las cosas, será un arma sutil para enfrentar el mal humor, el negativismo y las malas energías emanadas constantemente por quienes han tenido un mal momento. Gracias por sonreír.