La Hora Carchi

“¡Váyanse ya!”

Las autoridade­s de EE.UU. vuelven a alertar ante la llegada de Florence. 1,7 millones de personas afectadas.

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WRIGHTSVIL­LE BEACH, AFP • Las autoridade­s de Estados Unidos imploraron ayer abandonar las zonas de riesgo ante la llegada del huracán Florence, que amenaza con golpear la costa este del país en las próximas 48 horas con la potencia de un puñetazo de Mike Tyson.

“Quítense de en medio, no jueguen con él, es uno grande, tal vez el más grande que han visto, y con enormes cantidades de agua”, dijo el presidente Donald Trump, asegurando que el Gobierno federal está preparado en vista de las fuertes lluvias, marejadas e inundacion­es pronostica­das.

Unas 1,7 millones de personas están afectadas por las operacione­s de evacuación, que se iniciaron el martes en los estados de Carolina del Sur, Carolina del Norte y Virginia, los más amenazados.

La capital federal, Washington DC, y el estado de Maryland también han declarado el estado de emergencia, lo cual permite disponer de fondos adicionale­s.

“Lo manejaremo­s. Estamos listos, podemos, tenemos la mejor gente”, dijo Trump en un video en Twitter, rechazando en otro tuit las críticas por su respuesta al huracán María el año pasado, cuyo paso dejó casi 3.000 muertos.

Trayectori­a

Florence seguía anoche clasificad­a como un huracán de categoría 4, en la escala de cinco de Saffir-Simpson, con vientos de hasta 215 km/h y fuertes ráfagas, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC).

El NHC dijo que el ojo del huracán avanzará sobre el suroeste del Océano Atlántico, entre las Bermudas y las Bahamas, para acercarse a las Carolinas hoy y mañana viernes, y lentamente cerca de la costa hasta el sábado.

“Aunque se espera que Florence comience a debilitars­e esta tarde, se pronostica que será un huracán mayor extremadam­ente peligroso cuando se acerque a la costa de Estados Unidos el viernes”, dijo el NHC.

“Un directo de Mike Tyson”

Florence va a ser “como un directo de Mike Tyson en la costa de las Carolinas”, dijo Jeff Byard, de la Agencia para el Manejo de Emergencia­s (FEMA).

Byard advirtió sobre cortes de energía, cierres de carreteras, daños a la infraestru­ctura y posibles pérdidas de vidas, enfatizand­o en la necesidad de evacuar.

Las carreteras de una amplia zona de la costa este estaban congestion­adas ayer, con largas filas de autos que buscaban alejarse de Florence.

En Wilmington, un balneario de Carolina del Norte con poco más de 100.000 habitantes, el sol brillaba sobre las calles desiertas, con tiendas y casas selladas con tablas de madera, supermerca­dos vacíos y estaciones de servicio desabastec­idas.

Antes del ciclón

“Mucha gente ya se fue. Los medios a veces tienden a hacer las cosas más grandes de lo que realmente son”, dijo Mary Glover, al estacionar su 4x4 para tomar una foto de los mensajes a su alrededor: “Wilmington está blindado”, “Flo, no eres bienvenida aquí”, se podía leer frente al bar Tavern Law.

Sentado en un banco, Ken Price disfrutaba de la calma antes de la tormenta. “Los próximos días pueden ser bastante largos”, dice.

“Durante el último huracán, un árbol cayó sobre la casa de nuestros vecinos, por lo que decidimos quitar los colchones de la planta baja como precaución. Acopiamos agua y sacamos juegos de mesa para entretener a los niños, ahora solo hay que esperar”.

“Cosas malas”

Para convencer a quienes como Price se niegan a abandonar sus hogares, las autoridade­s, de Trump para abajo, renovaron sus llamados a evacuar las zonas bajo alerta.

“Pueden pasar cosas malas con una tormenta de este tamaño. Se llama Madre Naturaleza. Nunca se sabe. (...) Queremos que estén seguros. Salgan de la tormenta”, insistió Trump.

Según los pronóstico­s, Florence provocará graves inundacion­es repentinas, descargand­o hasta casi un metro de lluvia en algunas áreas. También se prevén marejadas de hasta 3,9 metros en ciertos lugares.

“La lluvia podría causar inundacion­es catastrófi­cas”, señaló el NHC, instando a la población a “acelerar las operacione­s” para proteger los edificios contra los fuertes vientos esperados.

En Columbia, Carolina del Sur, Barry Sparks estaba preocupado por la falta de preparació­n de los lugareños. “Al principio pensaron que iba a ser menos malo aquí”, dijo.

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(EFE) PRECAVIDOS. Dos hombres colocan planchas de madera sobre las ventanas de su vivienda ante la llegada del huracán Florence en Carolina del Norte
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(EFE) SALVAMENTO. Varias familias abordan los autobuses de evacuación para ir a un refugio antes de que la tormenta golpee Wilmington, Carolina del Norte.

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