La palmera de coco fue la guía de García Moreno para trazar la nueva Ibarra tras el terremoto.
La “Esquina del Coco” es un ícono tradicional de la ciudad de Ibarra. Representa el retorno de los miles de ibarreños que escaparon hacia Santa María de La Esperanza luego del terremoto de 1868. Por cuatro años, los sobrevivientes se alejaron de lo que fue su amado suelo y luego regresaron a la ciudad que fue trazada desde el lugar donde quedó una palmera.
El profesor Roberto Morales, quien en la alcaldía de José Tobar se desempeñó como concejal de Ibarra, relataba que la palmera original fue destruida, por lo que se la reemplazó por una nueva porque este lugar es considerado histórico.
En uno de sus escritos, el historiador Roberto Morales relata que unos trabajadores del servicio eléctrico tomaron a la palmera como un poste y le colocaron unos cables en las frondas. Hubo una chispa que se propagó rápidamente y causó daños. Las llamas quemaron la planta quedando totalmente destruida.
Luego del hecho, José Tobar preocupado por la situación le comentó a Roberto Morales que necesitaban otra palmera para reemplazar a la que fue destruida. La respuesta de Morales fue la de ayudar, y de la hacienda Yahuarcocha que estaba bajo su administración tomaron una palmera. Desde Quito trajeron una máquina que saco de raíz a la palmera y la colocó en donde hasta estos días permanece como un lugar de nostalgia y de costumbres.
Historia
En la reconstrucción de la ciudad y luego de ser nombrado Jefe Civil y Militar, el doctor Gabriel García Moreno asume la presidencia del país. Nombra a un arquitecto para que se encargue de realizar el plano de la ciudad de Ibarra. El arquitecto le comunicó todo los detalles sobre la situación en la que se encontraba la urbe. Le comentó que en el sector sur de la casa del coronel Teodoro Gómez de la Torre había una palmera que crecía. De inmediato, García Moreno ordenó tomar a la palmera de base para trazar el plano de la ciudad. Se trazó la urbe en línea recta, tenía nueves cuadras en ancho y largo como lo llamaban en ese entonces.
La palmera creció y duró muchos años, hasta cuando por un accidente tuvo que ser reemplazada por una nueva. Morales cuenta que ante el pie de la palmera, en aquellas épocas que traen recuerdos, se reunían jóvenes para tocar guitarra y entonar canciones criollas. Otros en cambio se preparaban para dar un sereno.
Por más de 50 años permanece la segunda palmera ubicada en la famosa “Esquina del Coco”, sin perder su tradición e historia, mientras que la primera palmera, luego de sufrir quemaduras fue cortada en trozos y enviada hasta el museo del Teodoro Gómez de la Torre, como recuerdo. Es historia que en la actualidad permanece viva en los verdaderos ibarreños, con un significado de esperanz y de renacimiento tras la recons trucción de la nueva ciudad, em pezada desde la famosa e inmor talizada esquina.