El vuelo poético de Patricia Merizalde
La serranía es cobijo adulzado para la penca, el eucalipto y el lloriqueo de la torcaza; el litoral asimismo, hospedería de bohíos, del estrépito de ríos, astral planicie de platanales, manglares y coplas de los garzales. El altiplano, arrumo de campanarios y callejas acurrucadas, páramos arrodillados al sol, trigo y rondadores. La costa, más que agua y sal, martilleo de pájaros carpinteros, orquídeas, caña, marimba y marineros.
Carmen Patricia Merizalde es una mujer con plumaje de poesía, nacida en La Vicentina de Quito, heredera de los encarnes de los cristos de la Escuela Quiteña, de los cucuruchos de la Calle de las Siete Cruces y de San Juan, galería de antiguas casas, mirador de la ciudad desnuda. Educada con sedas y morriones de su abuela española Carmela Merizalde y del Toro, y de los albedríos alemanes de su abuelo César Bush.
Patricia es deidad de aguas y bosques, ninfa que apuntó su vuelo misionero a Esmeraldas, pueblo distinto, marimbero, ajeno a los usos del tutú de la danza clásica, terreno para la intelectualidad, abierto a la literatura y a la carga cultural que llevará la mujer moradora en inúmeros patios, barquera de galeones atestados de historias del Teatro Sucre, de geranios borrachos de serenatas, de sus representaciones como Sarita Montiel cuando niña, de golosinas quiteñas y la reciedumbre de su padre Wilson, que entendió a una hija que aprendió la dramática del maestro español Ernesto de Málaga, y en la Escuela de Ballet en Quito.
El Manuela Cañizares y la U. Central, cimentan su destino cautivo en las venas, alumna de Violeta Luna, lectora de Herman Hesse, Sastre y las enseñanzas del profesorado de castellano y literatura en la Facultad de Filosofía, tallan entonces la voluntad y compromiso con el arte, postura trascendente para su vida. Definen su porte: carácter fuerte, enérgico, atemperado con la tolerancia y el amor.
En Esmeraldas, con la jungla y los monos enloquecidos levanta una historia casi imaginaria. Gallardías del pensamiento de libertad y “cosecha del amor auténtico de los pueblos”, hoy es un epítome florecido: poeta y narradora. Maestra. Coreógrafa y bailarina. Directora de Artes Escénicas. Productora y conductora de radio y TV cultural. Feminista. Activista y gestora cultural. Autora de 12 obras de poesía y narrativa.
Patricia es Fundadora y Directora General del Movimiento Internacional Vuelo de Mujer, organizadora del 8vo Encuentro Internacional de Poesía, Vuelo de Mujer Capítulo de Oro 2018, a realizarse en Esmeraldas el 29 y 30 de noviembre y el 01 de diciembre del 2018. Juntos Colombia, Perú, Cuba, Argentina, EE.UU., Francia, México, Ecuador, España y Nicaragua.
Las alas diminutas de torcaza serrana, trocaron por las de garza blanca, volando a Cuba, Colombia y España. Ahora, como fábula costera, Patricia inquiere autonomías para las mujeres, colma un coliseo con trovadores, poetisas, artistas, versificadores. Arriba el cielo infinito enlaza a la mujer indefensa. Abanderarse con la no violencia contra la mujer es su otra historia, aquella de su madre Lupe, que besando los labios a su esposo moribundo, humana confirmaba un amor eterno.