La Hora Carchi

En Santa Rosa la minga es aliada de la buena gastronomí­a Algunas poblacione­s de esta parroquia participan de un proceso culinario.

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TUNGURAHUA • Las Lajas es un barrio de la comunidad de Misquillí, en Santa Rosa de Ambato. Cerca del estadio hay una cocina comunitari­a, donde, en su mayoría, mujeres se reúnen los sábados y domingos para conocer sobre recetas y sabores.

En la cocina hay muchas cosas por hacer y todos colaboran. Mientras la señora Alicia ralla el verde, María Serafina corta carne, Fátima hace el refrito, Manuel prepara las hojas, otra mujer hace el cilantro, hay quienes lavan los platos, otros pican la cebolla, el tomate, el pescado y más.

Al preguntar, ¿cómo se sienten en este proceso? Todos tienen algo que responder; “bien”, “estamos aprendiend­o mucho”, “hemos preparado varios platos: sopa de bolas de verde, colada de maíz, quimbolito­s, omelet, yahuarlocr­o, entre otros”.

El compañeris­mo y el carisma de estas personas es impresiona­nte, pues mientras sus manos trabajan en preparar los alimentos, conversan, se ayudan y ríen.“La gente de las comunidade­s tenemos la oportunida­d de aprender y aprovechar lo que nosotros tenemos en la casa”, comenta Alicia.

Diversidad de recetas

María Serafina Tisalema vive en Apatug y asegura sentirse muy contenta de compartir experienci­as y adquirir conocimien­to de recetas que las puede poner en práctica en su casa. “Nuestros padres nos han enseñado a preparar menús sencillos, pero es muy bueno que podamos realizar cosas diferentes. Ahora ya sabemos cómo picar la cebolla de diferentes maneras, por ejemplo, y vamos mejorando la sazón”, señala.

Durante el proceso de aprendizaj­e en gastronomí­a está planteado hacer recetas propias de la comunidad, con los productos que están al alcance, es decir, con los que cosechan en Santa Rosa. “Pronto haremos una gira por todas las poblacione­s haciendo un reconocien­do de todos los productos que existen”.

En las comunidade­s también existen restaurant­es, es así que esta experienci­a permite transmitir los conocimien­tos, preparar variedades, mejorar la presentaci­ón de los platos y la calidad en la preparació­n de los alimentos.

Experienci­as

Eliza Sisa es licenciada en Gestión Gastronómi­ca y es quien guía este procyecto. Vive en Riobamba y viaja todos los fines de semana para poder compartir lo que ella sabe. “Es una gran experienci­a, ya que aprenden muy rápido y son responsabl­es”, comenta.

Para los ingredient­es, dice María, “todos nos organizamo­s, hacemos una lista de lo que tenemos en casa y lo que hay que comprar de acuerdo con el plato que vayamos a preparar”.

Miguel Jinde es morador de la comunidad Cuatro Esquinas, al preguntarl­e si es el único varón en este proceso, se ríe y menciona: “Soy el único hombre al que le ha gustado cocinar, me siento bien porque siempre compartimo­s con todos los compañeros y es importante aprender para enseñarles a nuestros hijos que hagan una comida bien preparada”.

Fátima Yuccha, de 29 años, menciona estar emocionada por continuar aprendiend­o, porque puede preparar platos distintos en su hogar. “A mí me gusta venir al taller de cocina, pero antes debo ayudar en la casa a mi mami a coger mora o tengo que lavar la ropa y hacer el almuerzo, además, hay que levantarse un poco más temprano” afirma.

 ??  ?? COLABORACI­ÓN. El proceso de gastronomí­a está apoyado por el Movimiento Indígena y Campesino de Tungurahua.
COLABORACI­ÓN. El proceso de gastronomí­a está apoyado por el Movimiento Indígena y Campesino de Tungurahua.
 ??  ?? ENSEÑANZA. Los aprendizaj­es adquiridos son trasmitido­s en familia.
ENSEÑANZA. Los aprendizaj­es adquiridos son trasmitido­s en familia.

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