Feliz Navidad
El mes de diciembre es dulce, debiera ser apacible, para pensar, escuchar villancicos y recordar. Se han perdido los juguetes que despertaban la imaginación de los niños. Ahora otros artefactos promueven la estética de lo feo, y también les hace soñar nuevas circunstancias y ambientes.
La Navidad es la fiesta del nacimiento. Nacerá un niño que simboliza ternura, inocencia, una vida por inventarse. En cada Navidad es importante renovar el compromiso y el trabajo por un mundo mejor.
Puede ser una gran oportunidad de volver a aquellos años de la niñez. La actividad principal de los niños es jugar. Construyen ambientes, colores, formas, objetos, personajes. Juegan con las palabras. Inventan amigos imaginarios y conversan. La palabra es como el oxígeno y el agua, como el alimento y el calor. ¿Qué sería de los niños sin palabra? ¿Podemos imaginar la existencia sin usar la palabra fuera de cualquier forma de comunicar pensamientos, sensaciones y afectos? Imposible.
En Navidad los personajes y los objetos son inventados. No son verdaderos. Tampoco tienen que ver con la auténtica celebración del nacimiento de Jesús. Sin embargo, aparecen cada vez más Papá Noel, la carroza jalada por renos y el árbol de Navidad. De hecho este personaje es cada año más popular. Así como el árbol. ¿Acaso los niños no sin inventores, imaginativos, y los adultos no necesitamos personajes ficticios? La invención es obra de la imaginación, no tienen nada que ver con la verdad o falsedad, aunque se relacionan con la realidad. Por eso leemos novelas de autores reconocidos, vemos telenovelas y películas. Necesitamos de personajes que nos ayuden a comprendernos y mejorarnos.
La realidad es áspera, y a veces cruel. Pero es importante hacer una parada y pensar que el árbol simboliza vida, integridad. El olor de sus hojas, su tronco y sus frutos son inconfundibles.