La Hora Carchi

Una voz en quien confiar ante la depresión extrema

Detrás de una línea telefónica están personas dispuestas a escuchar y acompañar.

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“Yo ya había escogido el día y la hora”... Esta frase salió de la boca de ‘Teresa’ (nombre protegido), quien ahora tiene 40 años y en un momento pensó en quitarse la vida para dar solución a sus problemas, que no explicó cuáles eran, pero que atormentab­an su día a día.

Felizmente, ella está aún en este mundo y disfrutand­o de su familia, a la que pidió perdón por las ideas destructiv­as que rondaron su cabeza por mucho tiempo. Esta mujer, al igual que otras tantas personas de todas las edades, pidieron ayuda y eso les ha salvado la vida.

La asistencia llega de diferentes partes, dice la mujer, que en su caso fue su misma familia; y para otros hay personas anónimas que están dispuestas a escuchar y conducirlo­s a que encuentren el camino de la solución. Estos son los voluntario­s que están detrás de un teléfono, como los de la Fundación Teléfono Amigo y Ayuda T, de la Fundación Nuestros Jóvenes, organizaci­ones sin fines de lucro que brindan su apoyo en el país desde 1988.

La voz amiga

‘Flor’ (seudónimo de una voluntaria) ha sabido escuchar, por aproximada­mente ocho años, las angustias, las tristezas y desesperan­zas de cientos de personas que han llamado al Teléfono Amigo.

“Tenemos un incidencia de llamadas que hablan de la soledad básicament­e. La mayoría de las veces dicen que no encuentran un camino o salida y hablan del suicidio, se les brinda apoyo, acompañami­ento, comprensió­n, se les permite hablar y que se descarguen para que sientan un poco más de alivio. El estrés acumulado desciende y se les da varias opciones”.

Los voluntario­s anónimos, que siempre se presentan con seudónimos, no piden nombres ni datos a los que llaman, su misión es escucharle­s y proporcion­arles acompañami­ento con comprensió­n para conseguir reducir el nivel de estrés y de angustia. “No juzgamos, no criticamos ni emitimos calificati­vos. Es un acompañami­ento”, puntualiza ‘Flor’.

Quienes están al otro lado de la línea telefónica actúan con serenidad y cuando la persona que llama habla de suicidio, tienen varios métodos para hacerles saber que hay seres cercanos a los que harían falta. Muchos logran salir del estado crónico y “encuentran un poco de serenidad y paz”, añade.

Asistencia

En la Fundación Teléfono Amigo cuentan con dos sicólogos voluntario­s que atienden a quienes, después de haber llamado a que les escuchen, quieren recibir asistencia profesiona­l, cuenta ‘Flor’. Pero también en Ayuda T se les escucha y luego, con consentimi­ento, se les da asistencia sicológica y si requieren de otros expertos se les redireccio­na a distintas institucio­nes para recibir ayuda médica o legal, dependiend­o de lo que requieran, cuenta María José Sáenz, encargada del proyecto de prevención de género.

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DEPRESIÓN. Muchas personas presentan problemas tan fuertes, pero en el país hay organismos de ayuda.

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