‘Mea culpa’…
“Mea culpa” es una locución latina que se traduce literalmente como “por mi culpa” o “por mi gran culpa”. Nos hemos contagiado de verdades y mentiras. Todo parece abrumador y sin salida, hasta llegar a pensar, con cierto estupor, de que el desastre no sea del todo responsabilidad de los gobiernos correístas, ya que detrás estaba un pueblo que tozudamente confió en ellos. La incapacidad, la ambición de poder, un estatus de bienestar y el falso dinero, acabaron cegando el entendimiento de seres humanos débiles y sometidos, e incapaces de discernir y diferenciar entre lo bueno y lo malo, y terminar creyéndose que ellos eran los salvadores. Tampoco se hacen “mea culpa” de la desgracia en la frontera, porque los uniformados sucumbieron en lugar de la defensa y seguridad del territorio y su gente como prioridad. Dicen que la justicia es independiente: claro, están las personas que creemos en las leyes, pero las otras creen en sus propias leyes. Y no se ruborizan, con que la educación esté por los suelos y la salud en los cielos. De estos y otros entuertos no son culpables, más son dignos de alabanza. Tales son calumnias que lanzan los difuntos, los que han pasado a mejor vida, los jubilados que no saborearon el fruto de su trabajo honesto. Nosotros, todos, somos culpables, porque teníamos la responsabilidad moral de frenar esta inmundicia, y de haber solapado y acolitado la corrupción; doble culpa, por haberlos elegido, de la misma forma que a los legisladores. Pedimos perdón por el deshonor y la cobardía de permitir que esto sucediera, y de no actuar como corresponde: juzgarlos por sus fechorías. Sin duda alguna, el pueblo siempre será el culpable.