Mayor pena vs. reparación integral a la víctima
En los casos de violencia, la reparación puede ser más importante que la condena.
En redes sociales, en las calles, en los buses se escucha: “Máxima condena al femicida de Diana y a los violadores de ‘Martha’”, “cadena perpetua a asesinos y violadores” y “condena de muerte debe ser aplicada en el país”.
¿Cuáles son los criterios para definir una pena para quien comete un femicidio, una violación o cualquier agresión a una mujer? La respuesta, según tres especialistas consultados por este Diario, es la reparación integral a la víctima y no el número de años en una cárcel.
El Código Orgánico Integral Penal (COIP) establece que el fin de la pena es prevenir el cometimiento de delitos, desarrollar los derechos del condenado y la reparación de la víctima.
Por eso, la fiscal Mayra Soria, especialista en violencia de género, sostiene que la pena tiene que ser “justa”; si existen agravantes, aplicarlos, pero sino, aplicar la pena que es. “Tenemos que propender a la reparación a la víctima”, recalcó.
Harold Burbano, director tutelar de la Defensoría del Pueblo, coincide con Soria. “La violencia machista no mira el Código Penal”, señala y explica que penas más fuertes no reducen la tasa de violencia. “El objetivo final (de la norma) es sancionar, pero el Estado, a través de todas las instituciones, tiene el objetivo de reparar a la víctima”.
Reparación integral
Según el COIP, la reparación integral de la víctima comprende cinco áreas: restitución, rehabilitación, indemnizaciones de daños materiales e inmateriales, medidas de satisfacción o simbólicas y garantías de no repetición (ver recuadro).
Sin embargo, Burbano reconoce que todavía no hay sentencias que recogen todos los elementos. A su criterio, falta capacitación para abogados, jueces y fiscales. En los casos de Soria, ella procura la reparación con cosas prácticas, no que “quede todo lindo en letra muerta en una sentencia”.
Por ejemplo, en las indemnizaciones considera montos que la mujer o su familia vayan a recibir, para tratamientos sicológicos o para cambiarse de casa, a diferencia de cantidades elevadas que no podrán ser canceladas.
También acciones como la del caso Aampetra. La escuela se vio obligada a colocar una placa con la leyenda: “En memoria de las víctimas de violencia sexual en el sistema educativo”. Este tipo de medidas, sostiene Soria, permiten que la sociedad no olvide los casos.
Geraldine Guerra, coordinadora de la Red de Casas de Acogida, recalca que no hay que darle tanto énfasis a las penas. “Los presupuestos deben estar concentradas desde el inicio, la prevención. La pena es el último eslabón de una cadena”, indicó.
Es importante la pena, pero más importante es la reparación a la víctima”. MAYRA SORIA, FISCAL