Ecuador en el ‘top’ de la corrupción
En estos cinco años, el país se ubicó entre los 10 más corruptos de América Latina.
La corrupción es un problema estructural que se ha venido profundizando desde hace 22 años. En 1996, Ecuador estaba en el puesto 39 dentro del índice de Percepción de la Corrupción, elaborado por Transparencia Internacional. En el último informe, con corte a diciembre de 2018, el país se ubicó 114 entre 183 países de todo el mundo.
En otras palabras, en poco más de dos décadas, la percepción de la corrupción creció de tal manera que caímos 75 puestos y pasamos de uno de los países menos corruptos de América Latina y el Caribe, a ser parte de los 10 menos transparentes y con más casos de manejos dolosos e irresponsables en la administración pública.
A pesar de que en el último año, en términos globales, Ecuador pasó del puesto 117 en 2017 al escalón 114 en 2018, debido sobre todo a la ola de investigaciones sobre los innumerables casos de corrupción ocurridos en la década de Rafael Correa, Transparencia Internacional considera que las instituciones judiciales y de control todavía son muy débiles y permeables a la injerencia de los gobiernos de turno.
Según Transparencia Internacional, los resultados del último Índice de Percepción de la Corrupción establecen una crisis democrática, “fomentada por el auge de líderes autoritarios y populistas”.
La corrupción es un problema estructural que se ha venido profundizando desde hace 22 años. En 1996, Ecuador estaba en el puesto 39 dentro del Índice de Percepción de la Corrupción, elaborado por Transparencia Internacional. En el último informe, con corte a diciembre de 2018, el país se ubicó 114 entre 183 países de todo el mundo.
En poco más de dos décadas, la percepción de la corrupción creció y caímos 75 puestos y pasamos de uno de los países menos corruptos de América Latina y el Caribe, a ser parte de los 10 menos transparentes y con más casos de manejos dolosos e irresponsables en la administración pública.
En transcurso de los últimos cinco años, pasamos de estar en el puesto 18 de 30 países de la región, a ser parte del ‘Top 10’ de los más corruptos, en el puesto 21, apenas por encima de Venezuela, Nicaragua o Haití.
Instituciones débiles
A pesar de que en el último año, en términos globales, Ecuador pasó del puesto 117 en 2017 al escalón 114 en 2018, debido sobre todo a la ola de investigaciones sobre los innumerables casos de corrupción ocurridos en la década de Rafael Correa, Transparencia Internacional considera que las instituciones judiciales y de control todavía son muy débiles y permeables a la injerencia de los gobiernos de turno.
Mariel Miranda, investigadora de Transparencia Internacional, explicó que parte del problema, no solo de Ecuador sino de otros países como México, es que en la mayoría de los casos todo queda en las investigaciones y no culminan en las sanciones y reparación de los daños hechos a la sociedad en su conjunto.
Existe un alto grado de impunidad, donde no todos los responsables de los actos de corrupción son sentenciados. Además, una de las mayores demandas de la ciudadanía es que, en el mejor de los casos, un porcentaje mínimo del dinero robado se recupera en favor de la sociedad.
Nuestro puntaje sobre 100, en la última década, ha promediado los 32 puntos, lo que significa que el país se ha estancado dentro de los llamados regímenes híbridos, o sea, no somos una democracia plena o imperfecta, pero tampoco calificamos como un régimen autoritario.
En otras palabras, navegamos en una especie de limbo con ciertas características democráticas, otras autoritarias, pero lo que es más importante, con una institucionalidad endeble que refunda cada cierto tiempo, de acuerdo con el vaivén político.
Crisis democrática
Según Transparencia Internacional, en términos generales, los resultados del último Índice de Percepción de la Corrupción establecen una crisis democrática, “fomentada por el auge de líderes autoritarios y populistas”. El 67% de los 183 países analizados reprueban el examen porque su calificación es menor a los 50 puntos.
Somalia y Siria son los más corruptos, con 10 y 13 puntos, respectivamente. Por el otro lado, Dinamarca y Nueva Zelanda son las sociedades más transparentes, con 88 y 87 puntos, respectivamente.
Como ejemplos de líderes populistas destructivos, Transparencia Internacional cita a Donald Trump, en Estados Unidos y a Jimmy Morales, en Guatemala. “Llegaron con una narrativa anticorrupción, pero solo es discurso para atacar a sus adversarios”.
En estas circunstancias, Estados Unidos bajó hasta el puesto 22, es decir, cuatro peldaños más abajo que en 2017. Por su parte, Guatemala se ubicó como la cuarta economía más corrupta de la región. En cambio, Uruguay, Barbados y Chile son los países mejor puntuados de América Latina y el Caribe.
México es un caso aparte, en los últimos años ha ido cayendo en el ranking y ahora se ubica en el puesto 26 entre 30 países.