Jorge Valverde, artista grande y auténtico
Me he deleitado en múltiples ocasiones con las presentaciones del reconocido artista ibarreño, Jorge Aníbal Valverde León, y todos quienes han podido mirarlo sentirán la misma seducción. Los escenarios espaciosos o pequeños se hacen inolvidables por los atributos de éste músico que ha perseverado décadas sin opacarse. Incluso, las presentaciones familiares o de amigos, se complementan con el embrujo de su personalidad, presente en él la buena palabra, la broma y un repertorio perdurable de canciones.
Fue parte del arca de sus padres Luis Alfonso y de doña María, cuando recién nacido se radicaron en Mira, hubo el jefe de casa operar como cadenero en la empresa Inca constructora de la panamericana. El infante Jorge se apropió del “Balcón de los Andes”, embebiéndose luminosidades y aromas campesinos, tentándole asimismo la lectura, el trabajo y las fascinaciones de las guitarras y el canto adiestrados por su padre. Marca su vida una niñez feliz.
Educándose en la escuela Rafael Arellano, saboreó los panecillos y el café que se acostumbraba a las cuatro de la tarde y que era servido por una vecina diestra en dar sabor a esa fábula. Fue inevitable para el niño el atractivo que traían las resonancias de las radios Tricolor de Mira o Eugenio Espejo de Quito, y las que llegaban de Colombia. Formaron su entendimiento las novelas de esos tiempos, Kalimán, Porfirio Cadena, Chuco el Roto, y las estampas de Ernesto Albán transmitidas por la radio ibarreña CRI. A los siete años Jorge Valverde irrumpe en los escenarios, calificándose como un niño cantor y ejecutor de la guitarra.
Pocas personas tenían acceso a la televisión que era en blanco y negro, las tareas encomendadas en el Colegio Carlos Martínez Acosta, las cumplió alumbrado por una lámpara petromax, pues la energía que llegaba de El Ángel se cortaba el momento menos pensado. La guitarra y el canto estuvieron presentes cuando llega al colegio Nacional Atahualpa de Ibarra, en la Universidad Técnica Equinoccial que le tituló de educador y en la UTN.
La sangre de Jorge es la de su padre, solazada con el canto, la guitarra, y las inventivas para el malabarismo, los trapecistas, los humoristas que actuaban en los circos mireños de Don Luis Alfonso Valverde. Jorge amplía el acervo musical, acumula su memoria y corazón cientos de melodías, estribillos y letras. Hace suyas muchas baladas, rancheras, valses, pasillos, incluso música tropical establecida en la orquesta Zeta.
La ejecución magistral del requinto, le autoriza a Valverde integrarse a grupos y tríos de mucha recordación y a ser acompañante de los célebres del país, Segundo Bautista, Miño Naranjo, Noé Morales, Mendoza Suasti, Máximo León. Integró los tríos Nocturnal, Latino, Fantasía, Imperial junto a la voz de su hermana Aida, Manantial y la Rondalla del Magisterio. Voz privilegiada y requinto único invisten a Jorge Valverde, porte que le permitió viajar por todo el país, grabar acetatos, casetes, compactos y videos coleccionados por seguidores de la poética musical. Autor, compositor e intérprete entusiasmado, derrochador de sentimientos, destinado a nacer y morir como artista.