Que proyecto de ciudad nos ofrecen?
Resulta decepcionante. Por un lado la proliferación de candidatos tanto para captar la Alcaldía, las concejalías y las juntas parroquiales como nunca hemos visto; por otro, una alarmante sequía de propuestas que valgan la pena. Observamos un despliegue impresionante de propaganda millonaria por parte de unos, en claro contraste con campañas limitadas por parte de otros. “¡Yo quiero ser Alcalde!” al parecer ha sido el patrón de arranque de la mayoría, pues resultaron ser auto candidatos que convenientemente lograron embarcarse en el partido o movimiento que también necesita- ba sobrevivir, buscando trabajito o simplemente fama.
Una cosa es el baratillo de propuestas utilizado para calmar la comezón de unos, cubrir necesidades puntuales de otros, atacar a los contrincantes, y provocar el encanto temporal de muchos; las entrevistas de radio y datos de prensa dejan ver ese patrón de comportamiento.
Muy diferente es que los ciudadanos que pagamos religiosamente nuestros impuestos y tasas, podamos escuchar como contrapartida, entre otras cosas: cuál es la ciudad que nos ofrecerían construir; cual es la visión; cómo construirán un gran proyecto de desarrollo sostenible local; cómo será su propuesta de planificación; cómo se insertará la ciudad en un proceso de desarrollo regional; cómo tratarán el tema patrimonial; en qué forma afrontaran los muchos problemas estructurales que dejan como herencia las últimas administraciones; y, ante todo, cómo van a financiar todo esto.
Una ciudad que desde hace rato no cuenta con una planificación integral que brinde respuestas lógicas a su dinámica de crecimiento, necesita hacer un alto en ese tipo de expansión desordenada y remendada. Una urbe que estando lejos de haber solucionado sus problemas estructurales hoy agravados, necesita de una visión diferente y propuestas creativas, mas no solamente enunciados de acciones. Una ciudad que se ha alejado de los conceptos de calidad para la vida de sus habitantes, necesita ser sembrada de prácticas y hábitos que nos lleven a estándares internacionales para escalar verdaderamente a la categoría de ciudad para una nueva era, digna para las nuevas generaciones.
La prensa, como nunca, tiene hoy una gran responsabilidad en el desarrollo de esta lid electoral, pues ante semejante marea de candidatos y ofertas, solamente la calidad de las entrevistas permitirá discernir y escoger las mejores opciones. El debate público sobre temas fundamentales, problemas estructurales, y la visión del desarrollo, deberá ser el instrumento complementario.