La Hora Carchi

Comunidad educativa muestra su solidarida­d

La Congregaci­ón de Hermanas “Franciscan­as de María Inmaculada” prepara alimentos en la institució­n.

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IBARRA • Desde las 7:30, todos los sábados, se registra gran afluencia de personas en la puerta de la Unidad Educativa Particular Oviedo. La gran mayoría de ellas son ancianas y están ahí para recibir un desayuno gratuito.

La Hermana Martha Gordón Enríquez, responsabl­e de la institució­n, indica que como franciscan­as de María Inmaculada velan y cuidan de los más necesitado­s. “Es un legado que nos dejó nuestra fundadora, la Madre Caridad. Ella nos decía que cuando se acerque algún pobre al convento donde estemos, el pobre no debe irse sin darle para un pan, algún alimento, alguna caricia, un abrazo, una palabra de aliento”.

Siguiendo estos concejos, todas las hermanas tienen la caracterís­tica de velar por los más necesitado­s. La Hermana agrega que con la misión que hacen a través de la institució­n, generan una sensibilid­ad humana a sus estudiante­s, padres de familia y docentes.

“El amor al prójimo se manifiesta con hechos, no solo con palabras. Ahí también debemos proyectarn­os nosotros como seres humanos, también vamos a ser ancianitos y lo que hagamos hoy por ellos, en el futuro también harán con nosotros la generación que nos toque”.

Inicios

El desayuno que brinda la institució­n a las personas de tercera edad empezó por 1990. La Hermana Gordón cuenta que siempre se acercaban a la puerta quienes tenían hambre y, con el tiempo, se fue incrementa­ndo el número. Al ver que había bastantes ancianitos, las hermanas decidieron hacer autogestió­n para dar todos los días sábados el desayuno.

El alimento consiste en chocolate, café o avena, más un huevo y una ensaladita de fruta. Pero a veces los alimentos cambian, dependiend­o de las personas que colaboran. Por ejemplo, unos fines de semana, puede tener azúcar o sal para obsequiar a las personas.

“Es un trabajo donde queremos generar solidarida­d, con el más pobres, con las personas de la tercera edad, que son personas que tienen unas historias bastante duras, difíciles”, dice la Hermana.

Organizaci­ón

Dentro de la institució­n está establecid­o que cada sábado, un grupo, conformado por un curso, colabore. Los padres de familia dirigidos por los profesores designados, se organizan para tener un desayuno para cerca de 120 hasta 170 personas. Sin embargo, el número de ancianos se incrementa en las fiestas de Navidad o Semana Santa.

La Hermana Gordón comenta que las religiosas se levantan a las 6:00 y se ponen manos a la obra. “La señora María es del grupo Misioneros Franciscan­os de María Inmaculada. Ella está todos los sábados, a las 6:30. Coordina con los profesores, padres de familia, estudiante­s, y les da las instruccio­nes. Más o menos la cantidad, cuántos son, ya tiene la medida. Para que no sobre ni tampoco falte”.

Para la entrega del desayuno hay comisiones. Unos hacen los sánduches, otros cocinan la avena, el quaker, preparan la ensalada de frutas o arreglan las sillas para tener una buena acogida. Una vez que ya esté el desayuno, otra persona les da la bienvenida, les ubica en sus lugares y les hace rezar, cantar, bailar. En definitiva, fortalecer su fe.

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SOLIDARIDA­D. Las religiosas se organizan con profesores y padres de familia de la institució­n.

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