Arte contra el olvido
“Por todos los rincones me salen al encuentro–pájaros asustados enjambres de recuerdos” así hablaba de la memoria el poeta i barreño Carlos Suárez Veintimilla. Al entrar en el Asilo de ancianos “León Ruales” lo primero que llama la atención es el agudo silbido de los pericos revoloteando en una jaula del patio.
A primera vista, pareciera que la antigua Casa de Artes y Oficios estuvo pensada desde el inicio para resistir al olvido: recias paredes de más de ochenta centímetros de grosor, adustos pilares de cal y canto que evocan los duros años de la reconstrucción de Ibarra, gradas de piedra que el paso del tiempo ha ido alisando al igual que los recuerdos tristes en la memoria de los viejos.
Un grupo de jóvenes artistas, con laudable empeño, se ha propuesto, a través de una residencia artística, impedir que esa memoria se pierda. Con amor y paciencia, durante varios meses han ido recolectando las historias mínimas de los ancianos y trasladándolas al lienzo, al texto, a la fotografía y al videoarte.
En trazos gruesos y firmes, la artista Emilia Egas ha conseguido demostrar que la historia no es solamente la de la gente ilustre, sino la de los hombres y mujeres que echan a andar la historia de todos los días. Por su parte, el fotógrafo Johan Garrido ha procurado adentrarse en el universo emocional de esas vidas narradas en fragmentos y con ellos ha hecho una bella colección de instantes, a través de su cámara.
El esfuerzo de estos artistas es tanto más meritorio cuanto ellos mismos han trabajado contra dos enemigos arteros: la indolencia de las instituciones culturales y el olvido de la ciudadanía. Por eso, amable lector, le invito a dejar la comodidad de su artilugio electrónico y a visitar esta muestra. Posiblemente sentirá tocado su corazón y precisamente eso es, en latín, recordar: re cordis, volver a pasar por el corazón.