El drama de ir a una corte por medicinas
Tras un transplante de médula, María Romero requiere un fármaco específico.
La odontóloga quiteña de 55 años de edad María Romero vive aislada desde hace seis meses. A su dormitorio ingresan con precaución, con mascarillas y zapatones descartables, únicamente su esposo y sus dos hijos. Ellos le brindan cuidados las 24 horas porque tiene menos defensas que una recién nacida.
Sus hijos cuentan que María llegó a esta delicada situación, en la que una simple gripe podría ser mortal, porque no recibe los medicamentos prescritos por los médicos oncólogos tras un exitoso trasplante de médula ósea el 8 de mayo anterior. De la gravedad de su situación médica también da cuenta la jubilación por invalidez otorgada tras diagnosticarle con una especie de cáncer en la médula ósea.
Para esta semana Romero espera que la Corte Constitucional les fije día y hora para la audiencia de apelación a una primer sentencia favorable a la decisión del Ministerio de Salud Pública (MSP) y su negativa de entregar estas medicinas.
La notificación oficial de la Corte de aceptación a trámite de esta apelación la recibieron el 25 de octubre anterior. En ella las jueces constitucionales María Suárez, Fanny Altamirano y Paola Logroño ordenan que el caso se resuelva en la Corte Provincial de Justicia de Pichincha. En su Sala Única de lo penal, recayó el conocimiento de este caso el 7 de noviembre anterior.
Esta notificación también da cuenta de la esperanza de Romero y su familia por un fallo que administre justicia. Así lo dijeron este viernes a La Hora sus dos hijos Emanuel Palomeque de 27 y Daniela Palomeque de 24, en medio de una jornada más de cuidados y de prepararle comida saludable con frutas, verduras y agua pura.
Emanuel renunció a su trabajo como médico en una clínica privada y Daniela postergó el inicio de su vida laboral como odontóloga recién graduada. Ahora ellos se turnan para cuidarla y darle ánimo cuando sufre calambres crónicos, entumecimiento de todo el cuerpo y cansancios crónicos que incluso le impiden permanecer de pie.
Son los efectos adversos, agregan sus hijos, de recibir otra medicina, que incluso podría ocasionarle incapacidad.
Medicina insustituible
Los médicos oncólogos y hematólogos responsables de la preparación del trasplante en el Hospital Carlos Andrade Marín del IESS de Quito y del trasplante propiamente dicho en el hospital de la Sociedad de Lucha contra el Cáncer (Solca) en Guayaquil le prescribieron lenalidomina, por considerar que se trata de un medicamento necesario e
insustituible para que se mantenga sana después de la cirugía de trasplante.
Según la Agencia de Regulación y Control Sanitaria (Arcsa) este medicamento es catalogado como insustituible. Sin embargo, este medicamento no consta en el mencionado Cuadro Básico.
Respuesta legal
Para rechazar el mencionado pedido de acción protección constitucional el MSP argumentó que ese medicamento no consta en el Cuadro Básico de Medicamentos de la Salud en Ecuador, en el que constan todos los fármacos con certificaciones nacionales de seguridad y efectividad.
En respuesta el abogado de la paciente, David Carrión argumentó que detrás de esta prescripción están las certificaciones internacionales de su efectividad para el tratamiento específico, como por ejemplo las de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) y de la Comisión Europea, que se sustentan en pruebas de seguridad y efectividad en 150 países.
El argumento central, sin embargo, es la obligación del Estado de proteger el derecho a la vida y el acceso a medicinas tal como lo establecen la Constitución y los tratados internacionales.