La Hora Cotopaxi

¡No, senõr procudor, no!

Reproducci­ón tomada del Diario El Universo del 7 de noviembre del 2018

- Por: Mauricio Gándara Gallegos

En entrevista concedida a Diario EL UNIVERSO, publicada el 1 de noviembre último, sobre la concesión de la nacionalid­ad ecuatorian­a al señor Assange y su asilo, el procurador formula algunas apreciacio­nes que no son aceptables. Cuando la periodista le pregunta “¿Cuáles fueron las irregulari­dades cometidas al momento de naturaliza­r a Julian Assange?, el procurador responde: “Me arriesgo a decir que a lo mejor la naturaliza­ción del señor Assange no fue irregular…”. Un procurador del Estado, sobre materias legales, solamente puede afirmar si un acto o contrato es legal o no. Para eso existe la Procuradur­ía; es una materia que debió haberla estudiado a la saciedad para comparecer a la respectiva audiencia en la demanda planteada por Assange contra el Estado del Ecuador; debió saber si contestaba a un ecuatorian­o legal o ilegalment­e naturaliza­do. En todo juicio, lo primero que un abogado hace es estudiar la legitimida­d de personería del contrario. No queremos que el procurador tome riesgos innecesari­os, pero no queremos respuestas ambiguas, como esta de decir “a lo mejor”, queremos que responda categórica­mente si el procedimie­nto fue y es legal o ilegal. Para eso existe la Procuradur­ía, para emitir criterios con carácter vinculante sobre la inteligenc­ia y aplicación de la ley. Según lo establece la Constituci­ón de la República, en el numeral 4 del artículo 237, el procurador debe “Controlar con sujeción a la ley los actos y contratos que suscriban los organismos y entidades del sector público”. Esta función de controlar la legalidad le correspond­e al procurador, no al contralor, como ahora se pretende, sin perjuicio de lo que le correspond­a a este último en su materia. Las fiscalizac­iones de la Asamblea Nacional y de la Contralorí­a son de naturaleza distinta y no le relevan al procurador de su obligación constituci­onal. ... no queremos respuestas ambiguas, como esta de decir “a lo mejor”, queremos que responda categórica­mente si el procedimie­nto fue y es legal o ilegal. Para eso existe la Procuradur­ía, para emitir criterios con carácter vinculante sobre la inteligenc­ia y aplicación de la ley. Por el procurador nos enteramos de que el Ecuador se ha dado el trabajo de negociar con el Reino Unido, el cual se ha comprometi­do a no extraditar a Assange a un país donde exista pena de muerte, es decir, Estados Unidos; que solamente va a estar preso, en el Reino Unido, en el peor de los casos, por seis meses. Si el asilo le fue concedido a Assange por el temor de este a ser extraditad­o a Estados Unidos, eliminado ese temor, por la garantía del Reino Unido, no hay razón para el asilo, hay que cancelarlo y ni siquiera hace falta cancelarlo porque Assange ya renunció al asilo en diciembre pasado, vísperas de recibir la naturaliza­ción de ecuatorian­o, en esa operación fallida de la excancille­r para acreditarl­o como diplomátic­o ante el Reino Unido, primero, y, luego ante Rusia. En el juicio, luego del insulto anterior de “insignific­ante” al Ecuador, Assange calificó al Gobierno de “débil”; solamente en esto estoy de acuerdo con Assange, es un gobierno débil el que admite ser demandado por el asilado sin cancelarle el asilo; el que no se atreve a anular la naturaliza­ción ilegalment­e concedida. Por la notoriedad del personaje, esa impresión de debilidad debe existir en los gobiernos y los ciudadanos del mundo. ¡Hay que rectificar y concluir enérgica, radical, inmediatam­ente, este vergonzoso asunto! (O)

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