HACIA EL ‘ DISTANCIAMIENTO’

Según el anuncio oficial, esta sería la última semana que vivirá el país bajo la estricta medida de aislamiento social. A partir del 4 de mayo, entraría el Ecuador en la etapa de “distanciamiento”, con nuevas reglas de circulación y producción.

Hay fuertes voces a favor y en contra. En el centro del debate debe estar la consideración de que ninguna vida pesa más que otra; todas merecen similar nivel de protección, pero también a medios económicos para sobrevivir.

El Comité de Operaciones de Emergencia, en su ámbito nacional, es ahora el ente todopoderoso. Con poca coordinación local, el nivel de información es absolutamente desigual entre las ciudades y las provincias.

Las autoridades municipales de Quito y Guayaquil, aunque difieren en su estilo de comunicación y distribución de recursos, han tomado la batuta de la protección de su población. Sin embargo, en otras administraciones locales existen municipios que han optado por no adquirir pruebas de detección de Covid-19 o reforzar los recursos que reciben del Gobierno Central.

No hay control ni homogeneización de políticas de prevención. Aunque las restricciones de movilidad y trabajo se dictan a escala nacional, el país tiene poca visibilidad sobre lo que realmente sucede en comunidades del interior.

Al final del día, el nivel de exposición al riesgo será una decisión personal o a tomarse en cada núcleo familiar. La necesidad determinará el nivel de exposición ante los vectores de infección, más con esto deberán asumir también la responsabilidad.