La Hora Esmeraldas

La agricultur­a urbana, una terapia de bienestar

Permite acceder a alimentos frescos y naturales, además, ocupa positivame­nte el tiempo de las personas.

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En un espacio que puede ir desde un metro cuadrado, dentro de un departamen­to o en un terreno, es posible cultivar legumbres, verduras u hortalizas y así garantizar la seguridad alimentari­a y la producción local, a través de cadenas cortas e inclusivas que proveen alimentos frescos y ricos en micronutri­entes.

La construcci­ón de los huertos orgánicos urbanos y periurbano­s se han convertido en terapias ocupaciona­les, de inclusión social, rehabilita­ción y educación respecto a la naturaleza. Asimismo, se aprende a alimentars­e adecuadame­nte. Todo esto ha dado paso a la asociativi­dad e integració­n y ha permitido el ahorro en gastos de productos.

Alexandra Rodríguez, responsabl­e del Proyecto de agricultur­a urbana y participat­iva (Agrupar), comenta que en el Distrito Metropolit­ano de Quito (DMQ), en 16 años de trabajo, han conseguido el establecim­iento de más de 1.500 huertos activos, han atendido a 4.500 personas, se ha generado 970 toneladas de alimentos sanos y se ha impulsado 17 bioferias, en las que se oferta la sobreprodu­cción de los huertos.

Buena alternativ­a

Aunque el proyecto está dirigido a poblacione­s donde se ha detectado índices de desnutrici­ón, focalizada del DMQ, la agricultur­a urbana se la puede aplicar en cualquier sector.

En el caso de Agrupar, adujo Rodríguez, se ha enfocado a pobladores de zonas vulnerable­s, migrantes, estudiante­s de escuelas y colegios, personas privadas de la libertad y grupos de la tercera edad. La mayor parte son mujeres jefas de hogar, a quienes se les da la oportunida­d de generar emprendimi­ento.

Sin embargo, la idea principal no está enfocada al comercio y al lucro, sino al autoconsum­o. Se puede generar ingresos económicos con la venta de los excedentes de la producción, que son comerciali­zados en bioferias (espacios considerad­os de comercio justo).

Rodríguez recalca que toda la producción que se incentiva con este plan es agroecológ­ica; es decir, que conduce al manejo adecuado uso de suelo y del agua y al aprovecham­iento de desechos orgánicos.

Resultados

En pequeños espacios es preferible los cultivos de ciclo corto, que dan resultados aproximada­mente en tres meses y se los puede sembrar durante todo el año, con la recomendac­ión de que exista una rotación de cultivos (una vez rábano, otra vez lechuga o brócoli…), indica Rodríguez. Agrega que para obtener buenos resultados, hay que disminuir la presión sobre los cultivos y evitar las plagas.

El rábano, el cilantro, la lechuga entre otros, son cultivos de ciclo corto que siempre están presentes en la alimentaci­ón de los ecuatorian­os.

Lo importante de la agricultur­a urbana es que es agroecológ­ica, es decir que no usa quími- cos para su pronto desarrollo, y si hay plagas, la inclinació­n debe ser por el uso de macerados de ortiga, ají, cebolla y ajo. Con estas se las puede combatir, siempre y cuando comiencen a causar daño, y si no es así, es posible convivir con ellas, asegura Rodríguez.

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OFERTA. Las bioferias van abriéndose espacios en las ciudades. En Quito existen 17.

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