Comedores despejan zona universitaria
20 familias dependen de la venta de alimentos en los predios de la Universidad.
Cerca de las 10:30, Lady Chichande, estudiante de la carrera de Educación Inicial, en la Universidad Técnica de Esmeraldas ‘Luis Vargas Torres’ (UTELVT) en el campus Nuevos Horizontes, había detectado el lugar donde se había colocado su vendedora de siempre.
Ello, después que desde hace un par de semanas los comedores informales que se apostaban en los exteriores de la institución salieran, tras el pedido del rector, Girard Vernaza.
“Hasta el 21 de diciembre teníamos el plazo de salida”, comenta Carol Andrade, vendedora de la zona, quien se acogió a esta medida después de dialogar con los demás comerciantes.
A no más de 20 metros del recinto anterior, ha sido el lu- gar dispuesto por Carol para ofertar ‘choriverdes’, bolones, papas rellenas, tostadas y bebidas, alimentos que diariamente consumen los más de 10.000 estudiantes que tiene la UTE-LVT.
Mayor comodidad
“No nos habíamos percatado que los puestos se habían reubicado”, comentó la estudiante Alli- son Espinales, quien asegura que el cambio les provee mayor comodidad a la hora de comprar los bocadillos.
Asimismo, cuenta que anteriormente los buses circulaban a escasos metros de donde estaban los alumnos y puestos de comidas, por lo que temían que ocurriera un accidente.
La directora del departamento de Bienestar Estudiantil de la UTE-LVT, Patricia Medina, reconoce que los comedores informales funcionaban en el lugar desde hace varios años, pero que no habían sido retirados por la afectación que pudo haberse provocado a las 20 familias que generaban ingresos con las ventas de comida.
“Se dialogó con los dueños de los predios de al frente para adecuar el sitio y que los comerciantes ocuparan los locales”, explicó Medina, quien también hizo énfasis en la ampliación de los plazos de salida en cinco ocasiones.
El objetivo principal del traslado se debió al cuidado de la salud de los estudiantes, luego de la no prestación de ninguna garantía de salubridad o algún tipo de condición, donde no se expusieran al smog que generaban los buses; mientras que en un segundo lugar, la buena imagen institucional que desea proyectar la universidad.
Propuesta aceptable
Hace dos semanas se reubicó Miladi Rodríguez, vendedora de la zona, quien se hallaba frente a la puerta principal, ahora, en un local con los adecuados servicios básicos, atiende a los comensales que llegan hasta su ventana. Sin embargo, si antes producía entre 120 y 130 dólares, hoy esa cantidad se ha disminuido a la mitad.
Cien dólares es lo que debe cancelar de alquiler cada mes, e individualmente la energía eléctrica y el agua potable. “Este local es muy bueno, porque en ocasiones se necesita comodidad”, rescata la mujer que oferta sus bocadillos desde un dólar con cincuenta centavos en adelante.
Los 10 locales que se edificaron son propiedad de Édison Tircio, quien a través de un plan con el Departamento de Higiene, prevé capacitar a los vendedores en varios temas de alimentos.